martes, 31 de diciembre de 2013

JONATHAN WILSON – FANFARE :




Este disco no estuvo entre las listas de los mejores álbumes del 2013, pero méritos para estarlo los tenía y muchos. Firmado por un neo hippie llamado Jonathan Wilson cuyo talento no ha pasado desapercibido por mayores como Neil Young, Wilco o Jackson Browne, quienes lo han secuestrado de gira, o como Elvis Costello quien tras sus labores a la producción le animó a sacar un disco. Y lo hizo, vaya si lo hizo: primero en 2011 con “Gentle Spirit”, luego en 2012 gravando una fabulosa versión de “Isn’ t It a Pity?” de George Harrisson con las voces de Graham Nash inclusive; y el año pasado con este refinado tratado de melancolía esperanzadora llamado “Fanfare” que ataca directo a los sentidos, abordando como nadie las enseñanzas del pop, folk, progressive-rock y psicodelia de los sesenta y setenta.

Tan solo poner el vinilo ya escuchamos unos amables pianos que rompen un inquietante sonido del viento antes de despegar con una triunfal artillería instrumental en la canción que nombra el disco : redobles de batería, teclados, violines, sintes, saxos… y la voz de nuestro nuevo amigo que recuerda al Jeff Lyne de los setenta, el de la E. L O, grupo al cual evocan algunos pasajes de este mayestático disco. La delicadeza psicodélica la trae la epistolar “Dear Friend” con desarrollo de guitarra digna de la mejor tradición. Una guitarra que aparece también en “Lovestrong” cuando se abandona la fragilidad del piano inicial.
Y qué decir de la maravilla country- pop “Love To Love” recuerda a un cruce entre Ryan Adams y Jeff Tweeddy (Wilco) en un medio tiempo que cala los huesos, o del rock fronterizo de “Desert Trip” que es suave como la arena al viento.
La portentosa “Futur Vision” es un delirio para los oídos a base de voces compactadas, instrumentación cambiante, ritmos cautivadores y un piano que se desvanece en los instantes finales.
En “Moses Pain” se desnuda con la guitarra acústica, demostrando que lejos de los arreglos y la instrumentación cargada su música tiene sustancia.
“Fazon” es algo funky y bastante soft-rock aunque su final pueda parecer rock progresivo, género que aborda también en “New Mexico” con unas flautas dignas de los mejores Jetro Thull.
En definitiva estamos ante un portentoso y polifacético músico a reivindicar como lo es este segundo y complejo larga duración, el cual debe degustarse paulatinamente para poder apreciar sus infinitos matices. No apto para impacientes.

Por Alejandro Guimerà

Ver crónica en http://www.paisajeselectricos.com/2013/12/02/jonathan-wilson-fanfare/

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