domingo, 24 de mayo de 2020

TRILOGÍAS DEL ROCK: SOFT MACHINE:




Grupo seminal del rock progresivo surgido en los ambientes universitarios ingleses, concretamente en lo que se denominó "sonido de Canterbury". Banda de culto formada por  Robert Wyatt a la batería y voces, el australiano Daevid Allen a la guitarra, Kevin Ayers al bajo y el teclista Michael Ratledge. Culpables de la contracultura musical inglesa de finales de los sesenta junto a los Pink Floyd de Syd Barrett, su propuesta tenía el punto de vista en el free-jazz. Con un debut impulsado por la gira británica junto a Jimi Hendrix, el cuarteto se labró una fama entre la juventud con bagaje cultural siendo germen de otras dos formaciones imprescindibles de la escena de Canterbury como son Caravan y Gong.


- Soft Machine I (1968):



Tomado el nombre de la banda de una obra de William S. Burroughs (autor de la naranja mecánica), los discos se titularon I, II, III. Con un debut que es una de las grandes obras de la psicodelia británica junto con el debut de Pink Floyd ("The Pippers Gates To Down" de 1967), grupo con el que compartieron público elitista underground. El álbum fue grabado en Nueva York bajo una cuidada producción de Chas Chandler (de The Animals y descubridor de Jimi Hendrix) y Tom Wilson. Para su vuelta al Reino Unido comenzaron una gira de promoción junto a Hendrix en la que se les añadió un joven Andy Summers (futuro Police) a las guitarras antes de la huida de Kevin Ayers hacia Ibiza disconforme del estrés de la carretera y del alejamiento de la psicodelia de la banda.


- Soft Machine II (1969):



Bajo el liderazgo de Robert Wyatt y con la llegada del bajista de formación jazzística Hugh Hopper (ex The Wilde Flowers) para sustituir a Ayers, los sonidos de la banda combinaban la psicodelia de su debut a la vez que se adentraban en unas zonas experimentales que luego pasarían a denominarse rock progresivo o rock-jazz. El disco de poco más de media hora de duración lo forman dos "suites" formados por canciones cortas (son “Rivmic melodies” en la cara A y “Esther´s Nose Job" en la B) compuestas prácticamente por el duo Hopper y Ratledge. Un disco plagado de matices sonoros de unos músicos que optaban por la exploración.



- Third (1970):


El cambio de década trajo el tercer álbum de la formación clásica de SM un disco en el que se confirma una evolución de una banda que había virado hacia el vanguardismo y un Jazz-rock muy a la honda de Frank Zappa, que será germen del kraut rock alemán de los años siguientes. Un disco que apareció denso para los amantes del rock y pop comercial pero que escondía unos grandes músicos que se dedicaron a jugar e investigar con los nuevos sonidos del rock. Son los Mike Ratledge a los teclados, Hugh Hooper a las guitarras y bajo y un gran Wyatt a las percusiones y voces, a los que se añadieron unos violines y una implacable sección de viento. El resultado uno de los grandes discos de culto del rock progresivo.

miércoles, 13 de mayo de 2020

STEVIE WONDER
CUMPLE 70 AÑOS!!!!!!!!!!!!!




Porqué ya iba siendo hora de celebrar algo!!!! Por muchos más "Little Stevie".







 




sábado, 9 de mayo de 2020

LITTLE RICHARD- Adiós al rock n roll.



Quien fuera guitarrista de su banda, Kelvin Holly nos daba la triste noticia del fallecimiento de Richard Wayne Penniman en Los Angeles a los 87 años de edad. Poco después la Rolling Stone lo confirmaba publicando un extenso articulo en el que no quedaban claras las causas de su traspaso. Al parecer habría padecido un infarto que resultó letal en su delicado estado de salud.

                                       

Sea por el motivo que sea, nos deja uno de los grandes estandartes del rock’ n roll, un genio escénico y pilar fundamental del rock. Junto a Elvis Presley, Chuck Berry, Fats Domino y Ray Charles, definió un sonido al que luego se añadieron otros muchos como Gene Vincent, Eddie Cochran, Buddy Holly, Carl Perkins, Bo Diddley o el único superviviente de todos ellos a día de hoy Jerry Lee Lewis.

                                            

Todo arrancó a finales del bendito año 1954. Ese año, un joven blanco de Tupelo (Mississipi) grababa “That’ s Allright Mama” con el que fusionaba los sonidos del Country con los de la música de las iglesias negras. Paralelamente otro muchacho, ciego y afroamericano, había profanado los sonidos religiosos Góspel con “I’ ve Got A Woman” y alcanzado las ondas de las radios americanas. Era Ray Charles. Como él, y muchos otros músicos negros que triunfaron los años siguientes, un joven Little Richard, era oriundo de Georgia y se había criado en el sí de una familia religiosa formando parte de los coros de sus iglesias. Nacido en Macon (igual que Otis Redding) en una familia humilde de 12 hijos y adventista, en dónde se introdujo a la música y a la práctica del piano. Su infancia quedó marcada por la rigidez de su padre quién acabó expulsándolo de casa a los 13 años por sus devaneos homosexuales.

                                     


Afortunadamente un matrimonio blanco que regentaba un local musical le sacó del vagabundeo, lo que le permitió mejorar la técnica al piano y descubrir nuevos sonidos que le acabarían influenciado en el futuro como el vodevil y el rythm n blues. Por ello no tardaría en formar bandas y en salir a actuar por todo el Estado de Georgia, grabando algunos temas sin éxito y hasta que en 1955 tras mandar una maqueta a la discográfica californiana Specially Records con el que publicaría su disco de debut, el icónico “Here’ s Little Richard” (1957).

                              

El resto es historia, como cuando conoció al compositor y músico de su nuevo sello Robert Blackwell, a quien en un descanso de las sesiones de grabación le convenció de ir a comer a un local de drags queens y en donde animado por unos clientes del local improvisó al piano cantando una oda al sexo gay recitando un texto que acabaría siendo inmortal “Awoop bopa-loo-mop a-lopbam-boom”. Era “Tutti Frutti” (significaba gay en argot del lugar) y fue estandarte junto a “Long Tall Sally”, “Ready Teddy” o “Rit It Up” de unos de los álbum de debut artísticos más espectaculares de la historia de la música popular. Luego le seguiría “Little Richard Second Album” (1958) con otros fogonazos rockanroll como “Keep A Knockin”, “Good Golly Miss Molly” o “Lucille”.  También su aparición en la película "The Girl Can Help It" (1956) que le dio a conocer al gran público.

                               

Su energía alocada y el compás desenfrenado a las teclas del piano conectaban con el frenesí de las iglesias sureñas que había mamado desde pequeño para sentar las bases de un sonido novedoso que se basaba en lo visceral. Su estética afeminada, ampulosa y poco “ortodoxa” para los años 50 junto con sus directos incendiarios captaron la atención no solo de los jóvenes negros si no también de los blancos que vieron en él una salida desacomplejada a la rigidez imperante.

                                  

La cosa se detuvo cuando, a finales de década y tras sobrevivir a una avería del avión en el que viajaba, decidió abandonar su carrera artística para estudiar teología y hacerse pastor de la Iglesia Pentecostal. Luego llegarían los discos góspel y su regreso acompañando de gira por Inglaterra a los
Beatles o cuando tuvo de guitarrista en su banda a un jovencísimo y desconocido Jimi Hendrix de 22 años. Su momento había pasado.

                                 

Con episodios oscuros en los que los excesos con las drogas, los escándalos sexuales y la expulsión de su iglesia, transcurrió unas décadas posteriores en las que también hubo apariciones en películas, giras intermitentes y mucha extravagancia con la que se acabó ganando las simpatías mayoritarias de un público que siempre le ha reconocido con total justicia como uno de los pioneros y como él se autoproclamó como “el arquitecto del rock”. 


                          



Descanse en paz.

sábado, 2 de mayo de 2020

DISCOS DE 2020: CLEM SNIDE- Forever Just Beyond:







Clem Snide se ha convertido en el proyecto personal de Eef Barzelay. Si bien su loable segundo disco al margen de su banda “Loose Big” (2008) auguraba una carrera en solitario, el músico de origen israelí optó por la formación para ir volcando todo su talento personal. Lo que confirman los más de 25 años de recorrido de los Clem Snide – sin contar sus parones intermitentes - , que a pesar de que nunca han alcanzado la notoriedad deseada, siempre han venido ofreciendo cosas interesantes. Aunque algunos no nos acabó convenciendo su anterior entrega “Girls Come First” (15), disco con el que abrazaban a un folk rural algo simplista y con el que echamos algo de menos el salero y la credibilidad emotiva a la que nos tenían acostumbrados.

Y ahora, entrada la nueva década nos presentan este “Forever Just Beyond”, un trabajo rotundamente personal de Eef y en el que éste hace balance de la “montaña rusa en la que he vivido la última década”, periodo en el que ha sufrido un divorcio, se ha arruinado, ha perdido su casa, e incluso ha recibido una generosa donación de un fan español con el que pudo pagar a sus abogados.

                                     

Para lo nuevo, Barzelay ha aparcado a sus habituales compañeros de viaje - Brendan Fitzpatrick (bajo) y Ben Martin (batería) – a favor de un Scott Avett que ha tenido mucho protagonismo. El músico folk oriundo de Wyoming y fundador de los Avett Brothers, se lo llevó a su granja de North Caroline para componer junto a él un disco, en el que ha tocado y ha producido. También han participado en él, entre otros, el bajista de Band Of Horses Bill Reynolds, y los músicos de la banda de Avett, Mike Marsh (batería) y Joe Kwon (cello).


El resultado, un delicioso sonido que se aleja de los Clem Snide de álbumes más country-pop como pueden ser The Ghost Of Fashion" (2001) o el más reciente "The Meat Of Life" (2010), en unos temas de corte acústico, intimista y reflexivo adornados por una formidable instrumentación barroca.

                                 

La melancolía es el eje del disco en el que Eef canta tiernamente, y se muestra esperanzado, en otras ocasiones deprimido, cálido y siempre sincero. De ese poso surgen joyas como la melódica “Don’ t Bring No Ladder” de memorables arpegios, voces y ritmo de escobillas; la country soul “Sorry Charlie” cuyos vientos, violines, y pasión le entroncan con el Van Morrison más clásico; o la colosal “Ballad Of Eef Barzelay” de voces dobladas, emotiva carga y bella simplicidad.

Un recurso de voces que vuelve a clavar en la desesperada “Sorry Charlie”, en una “Easy” con protagonismo de los violines (¿a nadie le recuerda a Father John Misty?), y algo en The Stuff Of Us” que transpira la pureza folk.

                          
Mención aparte la que titula el álbum con toda su carga personal y con la que Eef reflexiona sobre sus experiencias recientes y valora las segundas oportunidades de la vida. “Forever Just Beyond” es esa segunda oportunidad, y ha llegado cargada de belleza, de sentimiento, pero sobre todo de sinceridad. Larga vida a la música hecha desde el corazón.

Alex Guimerà

Publicado en: http://www.elgiradiscos.com/