sábado, 9 de mayo de 2020

LITTLE RICHARD- Adiós al rock n roll.



Quien fuera guitarrista de su banda, Kelvin Holly nos daba la triste noticia del fallecimiento de Richard Wayne Penniman en Los Angeles a los 87 años de edad. Poco después la Rolling Stone lo confirmaba publicando un extenso articulo en el que no quedaban claras las causas de su traspaso. Al parecer habría padecido un infarto que resultó letal en su delicado estado de salud.

                                       

Sea por el motivo que sea, nos deja uno de los grandes estandartes del rock’ n roll, un genio escénico y pilar fundamental del rock. Junto a Elvis Presley, Chuck Berry, Fats Domino y Ray Charles, definió un sonido al que luego se añadieron otros muchos como Gene Vincent, Eddie Cochran, Buddy Holly, Carl Perkins, Bo Diddley o el único superviviente de todos ellos a día de hoy Jerry Lee Lewis.

                                            

Todo arrancó a finales del bendito año 1954. Ese año, un joven blanco de Tupelo (Mississipi) grababa “That’ s Allright Mama” con el que fusionaba los sonidos del Country con los de la música de las iglesias negras. Paralelamente otro muchacho, ciego y afroamericano, había profanado los sonidos religiosos Góspel con “I’ ve Got A Woman” y alcanzado las ondas de las radios americanas. Era Ray Charles. Como él, y muchos otros músicos negros que triunfaron los años siguientes, un joven Little Richard, era oriundo de Georgia y se había criado en el sí de una familia religiosa formando parte de los coros de sus iglesias. Nacido en Macon (igual que Otis Redding) en una familia humilde de 12 hijos y adventista, en dónde se introdujo a la música y a la práctica del piano. Su infancia quedó marcada por la rigidez de su padre quién acabó expulsándolo de casa a los 13 años por sus devaneos homosexuales.

                                     


Afortunadamente un matrimonio blanco que regentaba un local musical le sacó del vagabundeo, lo que le permitió mejorar la técnica al piano y descubrir nuevos sonidos que le acabarían influenciado en el futuro como el vodevil y el rythm n blues. Por ello no tardaría en formar bandas y en salir a actuar por todo el Estado de Georgia, grabando algunos temas sin éxito y hasta que en 1955 tras mandar una maqueta a la discográfica californiana Specially Records con el que publicaría su disco de debut, el icónico “Here’ s Little Richard” (1957).

                              

El resto es historia, como cuando conoció al compositor y músico de su nuevo sello Robert Blackwell, a quien en un descanso de las sesiones de grabación le convenció de ir a comer a un local de drags queens y en donde animado por unos clientes del local improvisó al piano cantando una oda al sexo gay recitando un texto que acabaría siendo inmortal “Awoop bopa-loo-mop a-lopbam-boom”. Era “Tutti Frutti” (significaba gay en argot del lugar) y fue estandarte junto a “Long Tall Sally”, “Ready Teddy” o “Rit It Up” de unos de los álbum de debut artísticos más espectaculares de la historia de la música popular. Luego le seguiría “Little Richard Second Album” (1958) con otros fogonazos rockanroll como “Keep A Knockin”, “Good Golly Miss Molly” o “Lucille”.  También su aparición en la película "The Girl Can Help It" (1956) que le dio a conocer al gran público.

                               

Su energía alocada y el compás desenfrenado a las teclas del piano conectaban con el frenesí de las iglesias sureñas que había mamado desde pequeño para sentar las bases de un sonido novedoso que se basaba en lo visceral. Su estética afeminada, ampulosa y poco “ortodoxa” para los años 50 junto con sus directos incendiarios captaron la atención no solo de los jóvenes negros si no también de los blancos que vieron en él una salida desacomplejada a la rigidez imperante.

                                  

La cosa se detuvo cuando, a finales de década y tras sobrevivir a una avería del avión en el que viajaba, decidió abandonar su carrera artística para estudiar teología y hacerse pastor de la Iglesia Pentecostal. Luego llegarían los discos góspel y su regreso acompañando de gira por Inglaterra a los
Beatles o cuando tuvo de guitarrista en su banda a un jovencísimo y desconocido Jimi Hendrix de 22 años. Su momento había pasado.

                                 

Con episodios oscuros en los que los excesos con las drogas, los escándalos sexuales y la expulsión de su iglesia, transcurrió unas décadas posteriores en las que también hubo apariciones en películas, giras intermitentes y mucha extravagancia con la que se acabó ganando las simpatías mayoritarias de un público que siempre le ha reconocido con total justicia como uno de los pioneros y como él se autoproclamó como “el arquitecto del rock”. 


                          



Descanse en paz.

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