jueves, 24 de noviembre de 2016

HERE COMES YOUR BAND-Pixies en el Sant Jordi Club (20/11/16):



Con la reunión de 2004 comenzó una segunda etapa en la carrera de los Pixies. Si la primera fue su época dorada a nivel artístico con la publicación de cuatro discos que han marcado época en el rock alternativo, la segunda etapa ha venido definida por la deserción de la incomparable Kim Deal y por la publicación de dos nuevos álbumes - "Indy Cindy" (2014) y el excelente "Head Carrier" que llegó a las tiendas y plataformas digitales este ejercicio-. Pero si algo caracteriza la vida reciente de los "duendecillos" es la masificación de un merecido reconocimiento que ha tenido su expresión en unos muy aclamados conciertos en los cuales ellos han respondido con un pletórico estado de forma y generosidad musical.

Y eso es ni mas ni menos lo que vimos el pasado 20 N en la sala adjunta al Palau Sant Jordi/ Sant Jordi Club en medio de un ansioso público que ya empieza a ser veterano. A pesar de que la imagen del cuarteto sin la gran Kim se presenta difícil de encajar, desde el inicio al son de la versión de los "Suftones" del "Surfer Rosa" (1988) gozamos de un bolazo en el que los de Boston lo dieron todo sin perder un ápice su posado de tipos normales.

Es el contraste habitual con el que siempre han jugado los de Black Francis (¿O es Frank Black?), capaz de ir vestido con traje y camisa negra, pero a la vez ofrecer un espectáculo de salvajismo eléctrico, o de cantar entre susurros para luego desgañitarse en gritos desesperados. O ese dominio de los tonos sonoros bajos y altos, combinación de dulces melodías con distorsiones tormentosas, que tan bien supo explotar el alumno aventajado Kurt Cobain.

Si a ello le añadimos a un Joey Santiago en estado de gracia demostrando el porqué es uno de los mas polivalentes guitarristas americanos de las últimas décadas, la cosa es para sacarse el sombrero. Menudos solos incendiarios cuando no fueron precisos punteos o distorsiones demoledoras.

Sin olvidarnos la pegada estruendosa del incansable Dave Lovering que marcó desde inicio la base rítmica portentosa del cuarteto que tiene a Paz Lenchantin su mejor complemento, contundente y vivaz en el trazo. Una Paz que supo estar a la altura vocal de los cortes de su carismática predecesora.



A destacar también que el repertorio tuvo su epicentro en "Doolittle"(1989) con hasta nueve de sus temas, desfilando la juguetona "La La Love You" con Lovering sacando a pasear su vozarrón, una lánguida "Wave Of Mutilation", la popie "Here Comes Your Man", la salvaje "Crackity Jones", la marchosa "Mr. Grieves", los hits "Hey" y "Gouge Away", y las desgarradoras "Debaser" y "Tame" con las que Black pone sus cuerdas vocales al límite. Pero tampoco se olvidaron de otros clásicos como la spanglish "Isla de la Encanta", "Caribou", "U-Mas", "Planet Of Sound" o "Where Is My Mind?", así como se atrevieron con la melosa "Winterlong" de Neil Young.

Quizás echamos en falta joyas como "Monkey Gone To Heaven", "Gigantic" o "Velouria", así como mas presencia de lo actual, pues temas como "Head Carrier", "Classic Masher" o "Belt Espirit" deberían de ser sus nuevos hits. Es posible que allí radique el error de cálculo de la banda, pues en lugar de reafirmarse con su nuevo material, que virtudes las tiene y muchas, este únicamente es utilizado para lanzarlos a la carretera. Así para poder escuchar el primer tema de "Head Carrier" tuvimos que esperar hasta una hora del directo con las testimoniales, "Tenement Song", "Talent" y el homenaje a su antigua bajista "All I Think About Now". Del anterior elepé solo sonó la genial "Greens & Blues".

No nos vamos a poner quisquillosos a estas alturas, cierto es que tienen argumentos de sobra para reivindicar sus nuevas creaciones y su nueva formación, pero también lo es que el legado anterior da para mucho y que al final lo que todos queremos es gozar de un buen espectáculo de rock, algo que ninguno de los que estuvo presentes pudo poner en duda.



Para los bises, y después de amables reverencias y muestras de cariño al respetable, la banda tocó "Into The White" entre un descontrolado humo que les hizo desaparecer como por arte de magia antes de que se abrieran las luces y sonara "Helter Skelter" de los Beatles. Era la marcha de una legendaria máquina llamada Pixies, capaz de hacer temblar los cimientos allí dónde actúa.

Por Alejandro Guimerà


martes, 15 de noviembre de 2016

JOHN LENNON VS. ROXY MUSIC: Jelous Guy:





Publicado en el disco “Imagine” esta preciosidad de canción relata unas disculpas de John Lennon hacia Yoko Ono por su comportamiento celoso y agresivo. La canción data del periodo personal de autodestrucción que vivió el genio de las gafas redondas a principios de década y tras la disolución de los Fab Four.

                 
En realidad mucho se ha especulado sobre el trasfondo de la letra ya que al final del estribillo reza “I´m Just A Jealous Guy, Watch Out, I´m Just A Jealous Guy, Look Out Babe”, lo que se ha interpretado como una amenaza-advertencia (Soy un hombre celoso, ándate con cuidado o vigila). En cualquier caso, la melodía, los violines de fondo y la dulce voz de John llenan de belleza un tema, que tras el asesinato de su creador fue versionado por Roxy Music ( a punto de su disolución final) con Bryan Ferry a la voz en un single-homenaje de Febrero de 1981 que llegó a los primeros lugares de las listas de ventas en muchos países como Inglaterra o Australia. Por ello, en cada concierto del bueno de Bryan Ferry no falta  esta fabulosa versión que encabeza las muchas que se han hecho del “chico celoso”.

Por Alejandro Guimerà

viernes, 11 de noviembre de 2016

DISCOS DE 2016: Leonard Cohen/You Want It Darker:



Hace unos días publicábamos en la web musical notedetengas reseña del último trabajo de Lonard Cohen "You Want It Darker". Pocos días después nos llega la noticia de su muerte. En un año fatídico, otra estrella se nos va en pleno apogeo y regalándonos un disco final digno de su trayectoria. Que mejor que repasar este magnífico disco con tintes de muerte.

Que un octogenario sea capaz de sacar discos cada dos años sin perder un ápice la calidad parece de ciencia ficción. Además, y para que no nos aburramos también edita excelosos directos/ compilaciones “Songs From The Road” (2010), “Live In Dublin” (2014) y “Can’ t Forget: A Souvenir Of The Grand Tour” (2015), con los que plasma la magia y emoción de sus recientes giras, repasa su cancionero inigualable y nos regala alguna pieza inédita. Pero a lo que íbamos, si “Old Ideas” (2012) abría el fuego de su regreso discográfico, “Popular Problems” (2014) ponía un listón muy alto que ha sido capeado con maestría en este oscuro “You Want It Darker”. Una prodigalidad discográfica que se une a unas giras de vejez motivadas cuando la mánager del poeta Kelley Lynch se llevó todo su dinero aprovechando su retiro por meditación en L.A. (¡ bendita timadora!). Desde entonces Leonard Cohen ha luchado contra un tiempo que se le va acabando para regalarnos grandes e impagables coletazos.

Si en las anteriores entregas de esta particular y brillante trilogía el canadiense reflexionaba sobre la vejez y sobre el transcurso del tiempo, en “You Want It Darker” ataca el tema de la muerte sin mas. Es por ello que, teniendo todos muy recientes el “Blackstar” y la cruda despedida de Bowie, las hipótesis sobre la proximidad real de la muerte de Cohen han rodeado la presentación del disco, máxime cuando se presentó como que era su “preparación para morir” . Aunque finalmente con la simpatía e ironía característica fue el propio Leonardquien desmintió que estuviera afectado por algún tipo de enfermedad afirmando que ” siempre he tendido a dramatizar. Yo sólo quiero vivir para siempre”.

Cuesta de pensar cuando uno escucha el comienzo del larga duración con “You Want It Darker” (la canción), llena de ambientes espectrales, órganos tenebrosos, coros que parecen venido del más allá – a cargo del coro de la Sinagoga Shaar Hashomayim (¿un guiño final al judaísmo?)- y cuando la aquejosa voz reza aquello de “I’ m Ready My Lord”. Para la composición de las canciones le han ayudado (en la parte musical, claro está) Patrick Leonard y su hijo Adam Cohen, muy acertado por cierto en las labores de producción; dando con melodías redondas y sonidos emocionantes.

De nuevo, la poesía y el cálido cantar es el centro de unas canciones que logran llegar como nunca, y en las que la instrumentación y voces de acompañamiento son de primerísimo nivel sin llegar a eclipsar. Destaca la cálida “Leaving The Table” con su guitarra lánguida, su ritmo de vals y letra de desamor o de rendición vital, el nudo a la garganta está mas que asegurado. El piano romántico de “On The Level” acompaña la nostalgia de su época de seductor y la segunda voz de Sharon Robinson, mientras que el tono góspel lo arranca frágilmente “If I Didn’ t Have Your Love”, que es una canción de amor al son de órgano, piano y guitarra. “Travelling Light” y sus tonos griegos es un homenaje a su amiga recién fallecida Marianne (musa de su himno “So Long Marianne”), la reflexión sobre la religión de “It Seemed The Better Way” con unos suntuosos violines y “Steer Your Way” en el que las cuerdas rasgadas se muestran más líricas e incluso juguetonas mientras Cohen nos va dando consejos de anciano.

“Treaty” es otro tema de desamor, cuya oscura musicalidad nada entre lo solemne y el jazz de tugurio. Luego algunas de sus frases se rescatan para el tema final “String Reprise/Treaty” con unas cuerdas que parecen rescatadas de un velatorio.

Es el final de un álbum que mezcla dolor y belleza, lo oscuro con lo brillante, la tragedia de la despedida con el saber que siempre estará allí, lo celestial con lo mundano, y una nostalgia de la que sabe sacar su mejor provecho este poeta que se nos va marchitando. Rezaremos para que no estemos ante su canto del cisne.


Por Alejandro Guimerà



LEONARD COHEN (Montreal 21/09/34 - Los Ángeles 7/11/16) Rest In Peace

domingo, 6 de noviembre de 2016

DISCOS DE 2016: PIXIES- HEAD CARRIER:




Hace apenas dos años tuvimos la grata noticia del retorno discográfico de los Pixies con "Indie Cindy", el cual rompía un largo silencio de 23 años que arrancó con el "Trompe le Monde" (1991). Aquel elepé de vuelta se había avanzado o descompuesto en tres Eps que empezaron a lanzarse en 2013. En aquella época los de Boston ya estaban asentados en su retorno con rentables giras de reunión, en las que incluso hubo huída de uno de sus pilares Kim Deal, finalmente sustituida por otra mujer la argentina Paz Lenchantin (ex Zwan), tras el fugaz paso de la otra Kim (Shattuck).


Si bien en aquel disco se percibía cierta pérdida de energía y espontaneidad juvenil, así como del habitual embrutecimiento sonoro de la formación, ofrecía buenas composiciones y una cuidada producción en lo que acabamos valorando como un regreso positivo.
      
                                  

Ahora, han pasado dos años y la vuelta de la icónica banda indie ya está consolidada, habiendo tenido estabilidad y tiempo para construir un nuevo elepé ideado ya como unidad. Y el resultado se antoja altamente satisfactorio, pues "Head Carrier" es una obra cohesionada, sin fisuras y en el que se percibe un gran esfuerzo de sus creadores.
Además hay que tener en cuenta que ya han pasado décadas desde las obras magnas "Surfer Rosa" y "Dolittle", y el poso de aquellas ha impregnado hasta los huesos a varias generaciones de bandas, por lo que el escenario ha cambiado radicalmente.
Así, el disco de la confirmación de la vuelta ya no tiene los pretextos ni el efecto sorpresivo del "Indie Cindy" enfrentándose a un panorama musical tremendamente cosechado de las propias enseñanzas de los de Black Francis. Teniendo en cuenta ello ¿es "Head Carrier" un buen disco? Sin duda alguna. ¿es lo mejor que el cuarteto nos podía ofrecer? seguramente.
Con todo, se agradece el enorme esfuerzo que hay detrás del disco, pues las composiciones son francamente buenas (Francis no ha perdido pulso), hay una ardua labor de producción con Tom Dalgety (Sioxsie, Killing Joke, Simple Minds, Band Of Skulls o Macabees) a los mandos, buenos arreglos instrumentales, y una actitud de querer agradar sin caer en el recurso fácil, la repetición o el autoplagio.

                                   



De nuevo hay muchos pasajes inquietantes y tenebrosos entrelazados con otros más dulces y afables, distorsiones de sucias guitarras junto a otras más nítidas, sección rítmica potente, y ese juego de tono bajo alto que tan bien han explotado siempre.

Empezando con la que titula el disco con su tono épico a la vez que melódico con unas incendiarias guitarras de Santiago. Hay que decir que en el álbum hay mucha presencia de power pop, como en "Classic Masher", "Tenement Song" o "Oona" que podrían pasar por temas de gente como Weezer, Fountains Of Wayne o Nada Surf en los noventa. Mas poperas y menos poderosas son otras como “Might As Well Be Gone” o “Plastter Of Paris”, que nos recuerdan la cara más desenfadada de los de Boston. A destacar también el salvajismo devastador de “Baal’ s Back” en la que por momentos recuerdan a los ACDC más primarios. En cambio “Talent” trae aromas a los Interpol (y por ascendencia a Joy Division) , mientras que “All I Thing About You” aparece con considerables reminiscencias a “Where Is My Mind” aunque la voz tierna de Paz la lleva hacia otros derroteros. El divertimento irracional viene con la hardcore “Umm Chagga Lagga” y las alternancias voz masculina-femenina se encuentran en "Bel Esprit".

Son las partes del que sin dudas es un buen disco. Hecho desde el esfuerzo por no perderse en exceso en el pasado a la vez que reivindica una identidad. Coherentes y plagados de canciones que nos vuelven a conquistar como antaño. De nuevo Gigantes.
                            

Por Àlex Guimerà