viernes, 20 de julio de 2018

DISCOS DE 2018: COURTNEY BARNETT- Tell Me How You Really Feel:




Lejos han quedado los tiempos en los que la australiana era la artista revelación del momento, en los que sorprendió a muchos con su recomendable primer larga duración "Sometimes I Sit And Think, Sometimes I Just Sit" (2015) por el que la catalogaron como la nueva PJ Harvey. Luego llegaron sus nominaciones a los Grammy, Brit Awards y apariciones de lujo en la Rolling Stone, Pitchfork o Billboard. Pero  su confirmación y salto a la fama definitivo tuvo lugar  de la mano del gran Kurt Vile con uno de los mejores discos del año pasado, hablamos del sosegado y a dos voces "Lotta Sea Lice", que amplió su legión de fans. Por ello, este nuevo disco "Tell Me How You Really Feel" aterriza cargadísimo de unas expectativas a las que se han sumado la autoexigencia de la propia Courtney quien no quería temas de relleno en su disco.  Y el resultado, a buen decir, lo supera todo con nota. Pues lo nuevo trae enseñanzas de su antiguo partner Kurt, la madurez de haber alcanzado los 30 y los efectos de sus prácticas de meditación, que al parecer le han dado el equilibrio necesario.
El espíritu indie sigue intacto ya en una portada diseñada por la propia cantautora en la que aparece un autorretrato suyo con una polaroyd (no en su mejor cara) teñido de rojo, lo mismo que mantiene su banda habitual Dan Luscombe (guitarra), Bones Sloane ( bajo), Dave Mudie (baterista), y repite el productor Burke Reid.
                                   

Luego está la colaboración estelar de las hermanas Deal (Kim y Kelley) de The Breeders,  a las segundas voces y guitarras recordándonos cuan necesaria es la presencia de la mujer en el rock.
Con unas letras más maduras que antaño, Barnett reivindica, ironiza y bromea para pintarlo en un tono vitalista y unos arreglos instrumentales pulidos que viven del indie americano de los noventa.
La suciedad de "Charity" fabulosamente embalsamada con los guitarrazos de Dan  y la dulzura de nuestra aussie favorita. Una dulzura muy presente en el excelente medio tiempo "Need A Little Time", en la balada lourediana "Walking On Eggshells" y en la popie "Nameless, Faceless" que recuerda a aquella banda británica de los 90 llamada Elastica (si la de Justine novia de Brett Anderson y Damon Albarn) y como no a la PJ.


                            

En cambio con la ingeniosa "I' m Not Your Mother, I' m Not Your Bitch" saca la rabia que lleva dentro para entroncarla con el mejor indie americano de los noventa con voces como las de las Kims (Deal y Gordon)  y riffs sucios . El lo-fi y las desarmonías se hacen patentes en "Crippling Self Doubt and a General Lack of Self Confidence", y en "City Looks Pretty" realiza un cambio de tono magistral - arranque a lo Strokes y final a lo ¿Camera Obscura? -. Para el cierre la perezosa "Sunday Roast" de guitarra cristalina y acabado luminoso.

                                           

Tras la escucha uno quiere repetir las canciones, volver a ese tono alegre y fondo melancólico del "Tell Me How You Really Feel" , que poco a poco se hará un lugar entre nuestros discos favoritos lo mismo que hará esta muchacha de nombre Courtney en el club de las grandes damas del rock. Y si, tras la escucha de este disco podemos contar que nos sentimos bien.

Por Àlex Guimerà



lunes, 16 de julio de 2018

EELS - SALA BARTS- BARCELONA: 11 DE JULIO DE 2018

FOTOGRAFÍA: Joan Gomara.

Que un concierto comience a todo trapo con "Out In The Street" de los Who sin mediar palabra es toda una declaración de intenciones. Si antes han ido entrando los músicos uniformados con pantalones rojos, barbitas y gafas de sol, antesala del cantautor que da sentido a la formación dando bocinazos, sabemos que la cosa va de rock, diversión y frikismo.
Y es que aunque el propio señor E describiera ante nosotros su música como soft rock, no podemos decir que la cosa estuviera a la onda de America o Supertramp, si no que lo suyo es Freak Blues del bueno.

                               

Era la esperada vuelta de Eels a la ciudad condal para presentar su flamante "The Deconstruction" (2018), su duodécimo disco de estudio, en un concierto que se incardinaba en una gira europea, en la que Mr. E y los suyos llevan un setlist poderoso, una puesta en escena estudiada al milímetro - inspirada en la estética del cine B de terror - y un más que sólido sonido rockero.

                                           

En una sala Barts en dónde se juntaron modernetes y amantes del rock clásico a la par, Mark Oliver Everett llenó una primera línea de la escena admirado por todos ellos enfundado con sus gafas de sol y con su sombrero a lo Elvis Costello. Tras él, apilotonados, el bajista Koool G Murder (aka Kelly Logsdon) , el guitarrista The Chet (aka Jeff Lyster) y el batería Knuckles (aka Derek Brown). Son la formación estable desde hace casi diez años de los "anguilas" y por el camino han dejado seis discos de estudio y más de 250 conciertos por todo el mundo. Y eso se nota, pues se escucharon compactos, con cierto endurecimiento que fue un sello irresistible del directo que vivimos.

                           

Con poca presencia de lo nuevo - a los singles "Bone Dry" y "Today Is The Day" se les unieron "Rusty Pipes" y la marchosa "You' re The Shining Light" - algunos de sus hits (que tienen muchos) fueron surgiendo poco a poco. Es el caso de "Flyswater", "Dog Faced Boys" , "Prizefighter" o "Open My Present", fornidos blues modernos que se escucharon de fábula. También llegó el momento para el sosiego con la versión modo balada de "Dirty Girl" que no han dejado de interpretar desde el directo de Town Hall de 2006, la encandiladora "That Look You Give That Guy" y la emotiva "Climbing Up To The Moon", todas ellas repletas de sentimentalismo y delicadeza interpretativa. El protagonismo de las piezas "menores" del cancionero del bardo de Virginia vino con "A Magic World", "In My Dreams" o "PS You Rock My World". Extraño que nos colara dos versiones de Prince en el mismo directo con la balada "When You Were Mine" y "Raspberry Beret".
Aunque los momentos más disfrutables fueron las reinterpretaciones tralleras de "Novocaine For The Soul", "I Like Birds" y "Mr. E Beautiful Blues" que quedaron bien acopladas a la atronadora "Souljacker Part I" - esta con performance incluida - que pusieron a prueba los cimientos de la sala .
Para rubricarlo una sublime "Love & Mercy" de Brian Wilson que dió entrada a un pupurri con "Blinking Lights" y "Wonderful Glorious".



Del show se encargó el propio personaje E reivindicando su necesidad de siesta, usando castañuelas y otros artilugios rítmicos, presentando a sus compañeros entre bromas, bailoteando desacomplejadamente y mostrando un imponente carisma de un tipo con una actitud ante la vida tan sorprendente como su talento para la música. De nuevo, memorable.

Por Àlex Guimerà


viernes, 13 de julio de 2018

GRANDES DISCOS: Telephone Free Landslide Victory (1985) por CAMPER VAN BETHOVEN:


Si bien la década de los 80 es una década oscura en cuanto a creatividad musical en los EEUU, no lo es en cambio en cuanto a la comercialidad del rock, dónde la televisión, los grandes estadios y la moda se mezclaron con el rock dando una mayor rentabilidad al producto.

Afortunadamente en los ambientes juveniles universitarios las ideas nuevas seguían surgiendo dentro lo que se ha denominado como "College Rock",  un movimiento de dónde surgieron bandas que exploraron distintos estilos musicales en la búsqueda de una identidad propia, liberados de las modas, tendencias y de las imposiciones de la industria musical. Así, Husker Dü encontraron el Hardcore, las futuras estrellas R.E. M. dieron con el alt-country rock,  la banda de culto The Replacements con el punk, y nuestros protagonistas, Camper Van Bethoven con una particular mezcla entre distintos estilos folk, la psicodelia, el jangle pop, el ska, el folklore europeo, el country y mucho espíritu punk.

                                       


Una amalgama de sonidos que se fue creando cuando unos jóvenes se conocieron en la Universidad californiana de Santa Cruz y se fueron fogueando en distintas bandas en una escena donde dominaba el hardcore y el punk, cuando ellos iban tocando distintos palos musicales (psicodelia, ska,...), de los que tomarían prestados elementos de cada uno de ellos. Hasta que en verano de 1983 al volver de vacaciones universitarias a Redlands (a las afueras de L.A.) decidieron crear Camper Van Beethoven and the Border Patrol (posteriormente recortado a Camper Van Bethoven). Eran los David Lowery (guitarra y voz), Victor Krummenacher (bajista), Jonathan Segel (multinstrumentista), Chris Molla (guitarrista) - el guitarrista Greg Lisher no se incorporó hasta justo después de grabar el disco- y Anthony Guess (batería), quienes fueron definiendo una formación que debutaría dos años después con este "Telephone Free Landslide" bajo el sello independiente I. R. S. que dirigía Miles Coppeland, hermano de Steward, batería de los Police. La compañía les fichó cuando su single de debut "Take the Skinheads Bowling", fue un éxito de las radios universitarias.


                          


Las canciones del álbum, compuestas bajo el liderazgo de Lowery, partían de cierto tono humorístico y desenfadado, y estaban plagadas de letras irónicas y títulos absurdos, que exploraban los ambientes juveniles de su entorno (skinheads, punks, hippies,...). La música, iba en la misma línea, ya que buscaba la diversión al mezclar estilos e influencias sonoras que aparentemente podrían resultar antagónicas.

                           


Y el resultado funcionó a la maravilla, con un álbum de 17 cortes en su edición original - la reedición en cedé alcanza las 24 tomas - que ofrecía un eficaz cocktail de sonidos ideal para combatir el aburrimiento. Cargado de baterías lo-fi, violines de Seger juguetones cuando no desafinados, guitarras de Molla incansables, juegos de palabras absurdos y mucha diversión sonora.

Con las mezclas de las instrumentales "Border Ska", "Yankee Go Home" o "Skinead Stomp" que unen los ritmos jamaicanos del ska con el sonido surf , o los momentos polka con "Vladivostock" y "Balalaika Gap".

Pero hay muchísimo más: "Tina" con sus letra inteligibles,  la inquietante "Oh No!", las distorsiones sónicas de "9 Disks", "Payed vacation: Greece" con sus aires de la Europa del Este, las voces harmoniosas de "Where The Hell Is Bill?", "I Don' t See You At All" y sus ecos sesenteros o el ska punk de "Club Meds Sucks".

En "The Day Lasie Went To The Moon" se anticipan al sonido angustioso que tan bien explotarían los Pixies poco tiempo después. El mejor indie pop llega de la mano de "Ambiguity Song", carne de cañón de los noventa bajo el frenesí de las cuerdas rasgadas, pero sobre todo por la incomensurable "Take The Skinheads Bowling", auténtica oda al humor absurdo, con parafraseos louredianos, una guitarra rítmica infalible y unos coros letales. 

                    

A pesar de que disco y banda pasaron bastante desapercibidos, si que tuvieron cierta notoriedad con su versión de "Pictures of Matchstick Men" de los Status Quo, que en 1989 alcanzó el número de la lista de Billboard. Aunque la cosa no dio para mucho ya que la banda se deshizo justo un año después a raíz de las tensiones internas. Luego la historia continuaría cuando algunos de sus miembros se unieron en Monks of Doom, pero sobre todo cuando David Lowery se juntó con su amigo de infancia Johnny Hickman que resultó ser un portentoso guitarrista y con quien formaron los incomensurables Cracker, una banda de Americana con otras influencias rockeras de calado. Si bien, los Cracker han tenido mayor recorrido comercial que los CVB, aquellos fueron pioneros e ideólogos de la música alternativa americana que desde mitades de los ochenta tantas alegrías daría a la evolución del rock.



Por Alejandro Guimerà



Take the skinheads bowling


Every day I get up and pray to Ja
And he increases the number of clocks by exactly one
Everybody's comin' home for lunch these days
Last night there were skinheads on my lawn

Take the skinheads bowling
Take them bowling
Take the skinheads bowling
Take them bowling

Some people say that bowling alleys got big lanes (Got big lanes. Got big lanes.)
Some people say that bowling alleys all look the same
(Look the same. Look the same.)
There' s not a line that ges here that rhymes with anything (Anything. Anything.)
Had a dream last night, but I forget what it was (What it was. What it was.)

Take the skinheads bowling
Take them bowling
Take the skinheads bowling
Take them bowling

Had a dream last night about you, my friend
Had a dream--I wanted to sleep next to plastic
Had a dream--I wanted to lick your knees
Had a dream--it was about nothing