viernes, 2 de diciembre de 2011

GRANDES DISCOS : The Queen Is Dead (1986) por THE SMITHS


Los 80 son una de las épocas más excitantes de la historia de la música popular, por la ausencia de normas y por una amplitud de mira todavía no superadas. La generación del 80, los hijos del baby boom, se enfrentaban a una sociedad en llamas, a un gobierno hostil y a la depresión de un Imperio en descomposición. En el fondo, el espíritu punk, el “no future” y el “do it yourself”, habían calado en el imaginario colectivo. A diferencia de los 60, cuando todo era nuevo, las bandas encaramaron la lucha contra un stablishment asentado en el poder y desposeído de la ingenuidad de antaño, una industria discográfica ya en pleno rendimiento y unos medios de comunicación más manipuladores que nunca.
La esencia de ese espíritu es la ausencia de un estilo definido pero un propósito compartido. Joy Division y New Order, The Wedding Present, Echo & The Bunnymen, The Jesus & Mary Chain, Cocteau Twins, The KLF, Depeche Mode, Felt, Billy Bragg o quien nos ocupa, The Smiths, están tan lejos en lo estético como cerca en lo ascético y conceptual. Su pugna es la lucha constante por la credibilidad en la era del renacimiento pop tras la ola punk.
El nacimiento de la escena independiente en su máximo esplendor se explica a través de un hervidero de artistas que buscan algo más que un producto de consumo y entretenimiento. El reflejo de este entusiasmo generalizado se tradujo a nivel social en una prensa musical potente. Publicaciones como las desaparecidas Sound y Malody Maker, o New Musical Express (NME) llegaron a vender más de medio millón de ejemplares semanales a principios de la década, e incluso Rough Trade obtenía más beneficios a través de los fanzines publicados que de los discos editados.
Pese a todo, los 80 también rompen con el tópico y el estereotipo del pop independiente como sinónimo de minoritario, pobre o bajos presupuestos. Muchas de las grandes obras de la década se fraguaron en sellos indies emparados bajo el paraguas de grandes multinacionales.
Entre el pop metal de Def Leppard, el indie rock de Manchester, la explosión gótica de The Cure con Desintegration (1989) o el exuberante art-rock de Kate Bush, una obra destaca por sobre del resto por sus referentes refinados y su actitud. The Queen Is Dead (Rough Trade, 1986) es la cumbre creativa de The Smiths. Un clásico atemporal del pop.

Poco o nada nuevo se puede aportar a día de hoy respecto del grupo liderado por Morrissey y Johnny Marr, acompañados de Andy Rourke y Mike Joyce, y menos todavía después del 25º aniversario de la publicación de su mejor obra, sobre el que han fluido ríos de tinta y creado miles de entradas on-line. Antes de filosofar o recurrir a literatura de categoría regional, mejor adoptar las palabras de Johnny Rogan, periodista musical irlandés y autor de varias obras y biografías sobre los Kinks, Neil Young, Lennon o los propios Smiths. “The Smiths formaban al mismo tiempo parte de esa nueva ola pop mientras se distanciaban de su filosofía y repelían su superficialidad (la de Spandau Ballet, ABC o Culture Club). También apoyaban el retorno de la canción pop de estructura perfecta, se llamaban a sí mismo grupo y no banda, renegaban de la vetusta y falsa imagen del rock de los 70 y del igualmente anticuado, incoherente y antimelódico estruendo de tres acordes del punk. Lo que ofrecían y establecían era una fusión intrigante de viejos y nuevos valores. Formalmente parecían poco más que un grupo de beat de los inicios de los 60 (la clásica formación de voz, guitarra solista, bajo y batería). Pero no eran simples imitadores de The Beatles (como por ejemplo The Knack) ni tampoco entraban en la categoría de pop suave y ocurrente de The Tourists, Orange Juice o Aztec Camera”.

The Smiths, cercanos ya desde su propio nombre a la Inglaterra más terrenal, hicieron de la proximidad y la confusión su bandera. Morrissey moldeó un discurso de gran contenido poético, melodramático y romántico. Ya en su primer concierto en The Haçienda, llenaron el escenario de gladiolos, algo que se convertiría en habitual a lo largo de toda su carrera. “Queríamos algo de armonía con la naturaleza y mostrar algo de optimismo en Manchester”, recordó en su momento el propio Morrissey sobre su debut en aquel local “estéril e inhumano”.
El gran volumen de productividad de The Smiths a largo de su existencia ya apuntaba a una breve trayectoria. Tras la edición de The Smiths (Rough Trade, 1984), Meat Is Murder (Def Jam, 1985) y Hatful of Hollow (Rough Trade, 1984), que reunía el contenido de siete singles, The Queen Is Dead llegó en uno de los momentos más complicados en la formación. Grabado a lo largo de diciembre de 1985 y publicado en junio del año siguiente, fue producido por los propios Morrissey y Marr y no por John Porter. Pese a todo, su relación personal atravesaba por uno de los momentos más delicados, no tenían manager fijo (nadie podía con aquellas dos personalidades tan fuertes), Andy Rourke fue apartado por estar enganchado a la heroína y la incertidumbre rodeaba todo el trabajo en plena renegociación del contrato con Rough Trade.
El cúmulo de circunstancias adversas, sin embargo, favoreció la concepción de un disco que refleja los conflictos de una época pero también los internos. Geoff Travis, propietario de Rough Trade, es Mr. Shankly, Marr se muestra más abrasivo que nunca y se acerca a The Velvet Underground y MC5 con guitarras superproducidas (“The Queen Is Dead”) y “Mozzer” destapa su vertiente más ingeniosa. “There Is a Light That Never Goes Out” es, posiblemente, la mejor creación de The Smiths. “Llévame esta noche / donde hay música y hay gente / joven y viva (…) Y si un autobús de dos plantas / choca contra nosotros / morir a tu lado / es una maravillosa forma de morir” , declara. Melódicamente impecable, conmovedora y con gran sentido del humor, ha crecido con el paso de los años. No tuvo el reconocimiento merecido en su momento -ningún tema de superó el número 10 en las listas de éxitos del Reino Unido-, ya que Marr decidió apostar por “The Boy With The Thorn In His Side” como single. El sencillo de “There Is a Light That Never Goes Out” no se editó hasta 1992, ya con la mercadotecnia Smiths a pleno rendimiento.
Los medios tiempos resultan impecables en la propia “The Boy With The Thorn In His Side” o “Cementry Gates”, pero también el tono más dramático y radical de los Smiths más clásicos alcanza las mayores cotas (“I Know It’s Over” y “Never Had No One Ever”). El espíritu romántico es inherente en todo el trabajo (“Podemos pasear por lugares tranquilos y secos / y hablar sobre cosas preciosas / pero la lluvia que alisa mi pelo… / Oh estas son las cosas que me matan”) y ya se plasma en la portada, una instantánea de Alain Delon en el film “La Muerte No Deserta” (1964). Pero el gran rédito de The Queen Is Dead es el gran espíritu crítico a la sociedad contemporánea focalizado en el ataque a la monarquía y a los medios obstinados en hacer carnaza de sus diminutas tragedias.
El distanciamiento entre Morrissey y Marr precipitó la disolución del grupo en 1987, después de firmar un Strangeways Here We Come (1987), más sofisticado y detallista que sus antecesores. Un epitafio para una formación única pero también para una época.


Por Cesc Guimerà





There Is The Light That Never Goes Out

Take me out tonight
Where there's music and there's people
And they're young and alive
Driving in your car
I never never want to go home
Because I haven't got one
Anymore
Take me out tonight
Because I want to see people and I
Want to see life
Driving in your car
Oh, please don't drop me home
Because it's not my home, it's their
Home, and I'm welcome no more
And if a double-decker bus
Crashes into us
To die by your side
Is such a heavenly way to die
And if a ten-ton truck
Kills the both of us
To die by your side
Well, the pleasure - the privilege is mine
Take me out tonight
Take me anywhere, I don't care
I don't care, I don't care
And in the darkened underpass
I thought Oh God, my chance has come at last
(But then a strange fear gripped me and I
Just couldn't ask)
Take me out tonight
Oh, take me anywhere, I don't care
I don't care, I don't care
Driving in your car
I never never want to go home
Because I haven't got one, da ...
Oh, I haven't got one
And if a double-decker bus
Crashes into us
To die by your side
Is such a heavenly way to die
And if a ten-ton truck
Kills the both of us
To die by your side
Well, the pleasure - the privilege is mine
Oh, There Is A Light And It Never Goes Out
There Is A Light And It Never Goes Out
There Is A Light And It Never Goes Out
There Is A Light And It Never Goes Out
There Is A Light And It Never Goes Out
There Is A Light And It Never Goes Out
There Is A Light And It Never Goes Out
There Is A Light And It Never Goes Out
There Is A Light And It Never Goes Out













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