viernes, 1 de junio de 2012

GRANDES DISCOS: The Best Of Sam Cooke (1962) por Sam Cooke:

                                   
Cierto es que un álbum nunca será lo mismo que un recopilatorio. El primero está concebido como unidad mientras que el segundo es la conjunción de una serie de éxitos dispersados en singles o en distintos álbumes lo que puede dar un resultado algo artificioso. Para el caso de Samuel Cooke hay que hacer una excepción pues concebía la música a través de las canciones como unidades independientes, máximas y directas expresiones musicales de una época en la que las discográficas impulsaban a sus productos a la inmediatez de la venta de singles con una única pieza en cada cara. Y es así cómo tenemos que comprender a este prematuro genio de la música popular, pionero en el arte de componer canciones y padre del sonido Soul cuyo mejor LP tiene que ser este compendio del sesenta y dos en el que se reúnen algunos de sus primeros hits.


Hijo de la Gran Depresión que azotó al periodo entre Guerras, Samuel Cook (su verdadero nombre) y su familia se tuvieron que trasladar de sur a norte, de Missisipi hacia Chicago, en busca de oportunidades. Su infancia quedó marcada por la Iglesia Baptista de la que su padre era reverendo, lo que rápidamente hizo que se introdujera en los cánticos espirituales ayudado de su prodigiosa voz. A los quince años ya era solista en una macro-banda llamada “Highway QC’s” y a los diecinueve entró en el reputado cuarteto “The Soul Stirerrs” quienes revolucionaban los circuitos Gospel al presentar dos cantantes solistas.
                                                      
Con él enfrente, los “Stirerrs” subieron como la espuma con grabaciones para la posteridad como “Peace In The Valley” o “Jesús Gave Me A Water”, evidenciando el influjo para la formación no solo de la voz celestial de Sam si no también de su enorme atractivo físico.

Atento al fenómeno, el directivo de su discográfica Specialty Records Art Rupe decidió que su pupilo debía de ampliar horizontes y le hizo gravar en solitario música profana con temas como “Lovable” o “You Send Me”, este último registrado junto al productor Bumps Blackwell en contra de la voluntad de Rupe quien quería convertirlo mas bien en una estrella del rock´n roll al estilo de Little Richard. Este fue el motivo por el cual Bumps y Sam se largaron para firmar con Keen Records dónde “You Send Me” dio a luz y salió disparada hacia el número uno de las listas de 1957.
                                      
Tras ello Cooke no dejó de componer y gravar con plena libertad, demostrando además importantes dotes en los arreglos de las canciones, y sus singles fueron radiados y vendidos a doquier gracias al interés que despertó en las audiencias blancas aquel seductor negro de voz aterciopelada. Con una fórmula infalible basada en mezclar la pasión del Góspel con el romanticismo del pop, todo ello abrazado por una perfecta melodía y adornado con letras que empatizaban con el mundo de los adolescentes.

En 1962 Cooke ya era una auténtica celebridad nacional tras cinco años repletos de reconocimientos en los que tuvo tiempo de crear su propio sello discográfico SAR Records aunque él siguiera cumpliendo sus compromisos con su discográfica RCA. Con el formato 33 revoluciones ganando terreno la RCA decidió editar un larga duración con sus mayores éxitos hasta esa fecha cuyo resultado lo tenemos en este “The Best Of Sam Cooke”.
                               
En el interior de su desenfadada portada, un vinilo con doce cortes repartidos en los poco más de treinta minutos de duración, los cuales se abrían con su opera prima “You Send Me” una especie de Standard juvenil suave y refinado con ecos a Gershwin. Su interpretación televisiva con un Cooke elegante y medio sonriente son reflejo de cuan cautivador podía llegar a ser. Otro de sus referentes, Nat King Cole, se desprende en la marchosa “Everybody Loves To Cha Cha Cha”. Con aquel no solo compartió estilo e influencia sino también instituto en Chicago.

El disco reunía las mejores galas de su autor, desde romanticismo juvenil azucarado de “Only Sixteen” y “Cupid” hasta desenfreno meloso de la pista de baile de ”Twistin' The Night Away”, pasando por el apasionamiento sosegado de “For Sentimental Reasons”. Aunque en otras como la cautivadora “Having A Party”, tenía un poco de todo: alegre y marchosa pero a la vez melancólica.



Y para el final me dejo la renombrada “Wonderful World”, que es toda una oda al amor juvenil, a la vida y al latido mas inocente del corazón. Su ritmo tremendo, sus coros gentiles, la entregada voz de Cooke, la impecable línea de bajo… Sin duda alguna una de las mayores maravillas que nos dejó el siglo pasado. Otra que luce por encima de las demás es “Bring It On Home To Me”, pura emoción del alma, desde su piano a las alternancias voz principal voz secundaria (de Lou Rawls) o al exuberante violín de fondo, todo ello bajo una melodía preciosa y un mensaje que es aún mejor. Su título procede de una frase hecha de la cultura afro-americana, algo que nunca abandonó a lo largo de su carrera.

Desgraciadamente su historia podría haber continuado por mucho tiempo de no haber hallado la muerte de forma absurda en un motel de poca monta de Los Angeles el 11 de diciembre de 1964. Al parecer, la dueña del Hacienda Motel le disparó varios balazos cuando se asustó al ver a un hombre desnudo y colérico corriendo hacia ella lo que le hizo creer que le iba a atacar. En realidad Cooke solo quería pedirle explicaciones ya que acababa de ser robado por la chica que la había acompañado a quien había conocido en un club de la ciudad.
                                  
El fatal destino no impidió que ese mismo año hubiera compuesto y gravado “A Change Is Gonna Come” una oda reivindicativa a favor de los suyos y de los derechos civiles. Esta hermosa canción-protesta, inspirada en el “Blowin´In The Wind” de Dylan, nos muestran cual previsible giro iba a dar a su carrera, algo que como tantas veces ha sucedido su prematura muerte nos ha privado gozar. Supongo que este era el sino de un maestro de hacer canciones y convertirlas en iconos de la música popular.


Por Alejandro Guimerà



WONDERFUL WORLD:

Don't know much about history
Don't know much biology
Don't know much about a science book
Don't know much about the French I took
But I do know that I love you
And I know that if you love me, too
What a wonderful world this would be
Don't know much about geography
Don't know much trigonometry
Don't know much about algebra
Don't know what a slide rule is for
But I do know one and one is two
And if this one could be with you
What a wonderful world this would be
Now, I don't claim to be an A student
But I'm trying to be
For maybe by being an A student, baby
I can win your love for me
Don't know much about history
Don't know much biology
Don't know much about a science book
Don't know much about the French I took
But I do know that I love you
And I know that if you love me, too
What a wonderful world this would be
La ta ta ta ta ta ta (History)
Hmm-mm-mm (Biology)
La ta ta ta ta ta ta (Science book)
Hmm-mm-mm (French I took)
Yeah, but I do know that I love you
And I know that if you love me, too
What a wonderful world this would be


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