Que los Belle & Sebastian se han aficionado a los festivales de nuestro país es toda una evidencia. Sin ir más lejos, de sus 11 visitas por tierras catalanas solo una ha tenido lugar en sala de conciertos. Debe ser por eso de que vienen de tierras escocesas y buscan el buen tiempo...
Además la elección de formar parte del cartel del Festival dels Jardins de Pedralbes demostraba que el evento era demasiado elitista para su público y para ellos pues el elevado coste de las entradas dejó muchos huecos en platea, así como incomodó a la mayoría de los asistentes resignados a tener que gozar del concierto sentados en sus butacas, algo que fue advertido por el propio Stuart Murdock en los primeros compases del directo. Aunque a decir verdad, la cosa duró poco ya que a mitad del concierto todo el mundo se levantó para bailotear hasta el final.
Además la elección de formar parte del cartel del Festival dels Jardins de Pedralbes demostraba que el evento era demasiado elitista para su público y para ellos pues el elevado coste de las entradas dejó muchos huecos en platea, así como incomodó a la mayoría de los asistentes resignados a tener que gozar del concierto sentados en sus butacas, algo que fue advertido por el propio Stuart Murdock en los primeros compases del directo. Aunque a decir verdad, la cosa duró poco ya que a mitad del concierto todo el mundo se levantó para bailotear hasta el final.
En cualquier caso hay que valorar
la buena organización del festival, que en un entorno inmejorable como es los
Jardines de Pedralbes han montado una acogedora infraestructura para
desarrollar este festival musical veraniego Deluxe con amplios y agradecidos
espacios para cenar o tomar una copa.
Con un escenario plantado justo
delante del Palacio Real de Pedralbes, la banda salió al completo para arrancar
la esperada actuación. Un total de hasta 11 músicos cuyos ejes centrales son la
multinstrumentista Sarah Martin y su inseparable bolso, el anti-rock star y
guitarrista Stevie Jackson y, cómo no, el carismático y genial front-man Stuart
Murdock. Así, las primeras notas del "Act Of Apostle" sonaron entre
la cálida brisa de (casi) verano, dando muestra del sonido compacto de los
directos de los B&S y de los buenos equipos de sonido y luces que les
arropaban.
Quizás, tanto el grupo como el
respetable comenzaron algo fríos, para despegar al cabo de un rato gracias a
los divertidos comentarios de Stuart y a la melodía saltarina de "I' m A
Cuckoo", del disco con el que saltaron definitivamente a la fama
"Dear Catastrophe Waitress" (2003) del que también sonaron a las mil
maravillas la melancólica "Piazza, New York Catcher" o la coreada
"Stay Loose".
Para el repertorio como siempre
optaron por combinar temas antiguos con otros más recientes, ninguneando su notable último trabajo "Girls
In Peacetime Want To Dance" (2015) - como son las embriagadoras "Nobody' s
Empire" y "The Power oF Three" o la bailonga "The Party
Line"- testimoniado solo con la
repetitiva "Allie". Quizás por qué ya tienen el punto de mira puesto
en el que será su nuevo álbum previsto para finales de año y de la que
presentaron (era la segunda vez que la tocaban en directo) "Sweet
Dewlee" de aromas funkies y cantada por Stevie.
Del cancionero más clásico
surgieron piezas "menores" como "Mayfly" , "Seing
Other People", "Stars Of Track & Field" ( las tres del "If You Feeling
Sinister", 1996), "Woman' s Realm" ("Fold Your Hands Child,
You Walk Like A Peasant", 2000) y para la recta final la que nunca falta
"The Boy With The Arab Strap" (1998), con la que hicieron su habitual
performance de hacer subir a una veintena de fans para bailar con ellos encima
del escenario, con el trozo final improvisando la letra. Los improvisados
coristas también pudieron gozar al lado de sus ídolos de la rockera "The
Blues Are Still Blue" antes de abandonar las tablas para que los de
Glasgow se pusieran electrónicos con la gloriosa "Sleep The Clock
Around" ("The Boy With The Arab Strap", 1998) que ponía punto y
aparte al show.
Para los bises la retro "We
Are The Sleepyheads" con sus parapapás a cargo de la tímida de Sarah y los
bailoteos de Stuart. Del mismo disco ("The Life Pursuit", 2006)
Stuart hizo el amago de la pluscuamperfecta pieza pop "Another Sunny
Day" para dejarnos tirados y abordar otra también muy buena "Judy
& The Dream Of Horses".
Con ella ponían el punto y final a
un show que sonó de fábula y mantuvo un loable nivel musical pero por el que
muchos lamentamos su setlist, pues aparcaron demasiadas de sus mejores piezas.
Seguramente es lo que tiene tener un cancionero tan extenso y de gran calidad
como el suyo junto a un directo tan
compacto y cercano: el listón estaba
demasiado alto.
Por Àlex Guimerà
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