Con lo nuevo, "el profeta" vuelve a demostrarse el porqué es uno de los grandes a reivindicar de los últimos tiempos. Si bien nunca ha alcanzado la notoriedad de otros cantautores americanos parejos en talento (Tom Petty, Jeff Tweedy, Lucinda Williams, Bruce Springsteen...) sí que su carrera está plagada de logros y aciertos. Podemos debatir si lo último se encuentra o no entre lo mejor de su historial - maravillosos "Temple Beautiful" (2012) y "Night Surfer" (2014) -, pero en ningún caso podemos menospreciarlo lo más mínimo, pues en el nuevo elepé encontramos momentos brillantes con esas historias que tan bien sabe captar el de San Francisco.
El disco en cuestión fue registrado y remezclado en Hyde Street Studio de San Francisco, lugar en el que el bardo realizó sus primeras grabaciones estando en el instituto. Para ello le ha acompañado la banda The Mission Express, quien también estará presente en la gira de presentación, con su esposa Stephanie Finch (voces, teclados, guitarra), Kevin White (bajo), Vicente Rodriguez (voces y batería) y James DePrato (guitarra). Desde la que titula el disco con su percusión y estribillo pegadizos, al soul urbano de "We Got Up And Played", al blues "Coming Out In Code" por la que mataría Jack White, o el áurea y los riffs de "Killing Machine" vemos cómo la cosa funciona.
Lo confirman “Bad Year For Rock and Roll” en la que realiza homenaje al malogrado David Bowie tomando mucho del sonido de Elliott Murphy; la irreverente "Jesus Was A Social Drinker" que blasfema a base de percusión cow-bell y final psicodélico; el psico-rockabilly de "In The Mausoleum (For Alan vega)"; o los aromas sixties de "Post-War Cinematic Dead Man Blues", con la guitarra marca de la casa. Aunque me decanto por el vitalismo de "Rider Or The Train" que recuerda mucho al mejor Steve Earle. En cambio "If I Was Connie Britton" a quien recuerda es a los Rolling Stones, por sus rasgueos y chulería. Para el final “Alex Nieto”, una ruidosa canción protesta dedicada a un activista latino brutalmente asesinado por la policía de San Francisco - "un buen hombre que debería de estar vivo" en palabras de Chuck -.
De nuevo, una fabulosa colección de píldoras rock a cargo de este portento llamado Chuck Prophet que vuelve a hacer sencillo lo difícil, a encandilarnos con sus historias y guitarrazos, y a demostrar que la grandeza no siempre va acompañada de la fama.
Por Alejandro Guimerà
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