Mi historia con los Guns ' n
Roses se remonta a un viaje escolar nocturno en tren hacia Sevilla en el año
1991 cuando un chaval de la clase puso en la habitación-vagón el "Apetite For Destruction" en su
transistor. Me quedé flipando pues aquello sonaba distinto a todo: descarado,
salvaje y algo prohibido. Luego llegaron mis incursiones a las tiendas de
discos para hacerme con las cintas de cassette del "Lies" y de los dos "Use Your Illusion" -tras
alucinar con "You Could Be Mine" en Terminator II -. También las camisetas, los pósters en la
habitación y, al fin, hacerme con la
entrada para aquel memorable concierto en el estadio Olímpico de Barcelona del
5 de Julio de 1993 por 4.000 pesetas.
Por aquel entonces no existía el
nefasto y recaudatorio "Golden Circle" y los niñatos de 15 años como
yo pudimos plantarnos en primera fila tras toda la jornada haciendo cola. El
directo sonó a la perfección y quedó en mi retina para la posterioridad como
uno de los momentos cumbres de mi adolescencia.
Los años pasaron y la banda se
disolvió. Uno fue creciendo y madurando, nuevas bandas y sonidos llegaron para
acompañarme pero allí seguían intactas las melodías del pasado. Por ello, la
refundación de los Guns, el "Chinese Democracy" (disco bastante aceptable, todo sea dicho)
junto con su gira, fueron acogidos con cierto recelo, pues la ausencia de Duff
MC Kagan y sobre todo de Slash en la banda era notable.
Finalmente, con el anuncio de la
reunión definitiva - benditos intereses económicos - , la alarma saltó pues la
expectativa de rememorar uno de mis grandes recuerdos cogía forma. Máxime
cuando entre las fechas señaladas se encontraban dos en nuestro país, Bilbao
(30 de mayo) y Madrid (4 de junio). Fue así como nos embarcamos hacia la
capital en pleno fin de semana de final de Champions League.
El concierto tuvo lugar en el
estadio Vicente Calderón, coincidiendo con su último gran evento antes de su
derribo. Los teloneros Tyler Bryant & The Shakedown, provinientes de
Nashville, encajaron con el plato principal merced a su Hard Rock regado por el
Blues, que rápidamente conquistó a la audiencia con temas como “House On Fire”,
“Lipstick Wonder Woman” o su revisión del clásico “Got My Mojo Working”.
Diferente le fue a un Mark Lanegan, tan mal programado como poco motivado,
que abordó demasiado inerte buenos temas como son "The Gravediggaer' s
Song", "Hit The City" o "Black Rose Ways" de sus
Screaming Trees, no aptos para excitadas multitudes sedientas de rock duro,
alcohol y diversión.
Advertir que el título de la gira
de los GNR “Not In This Lifetime Tour”
hace referencia a la frase que dijo Axl Rose cuando en 2012 le preguntaron si
se reuniría con Slash, "No en esta vida". Pues sí en esta vida se han
vuelto a juntar y han saldado las cuentas con muchos fans altamente sedientos
de poderlos ver en directo. Aunque a decir verdad, si bien a lo largo del
concierto hicieron postureo de juntarse uno al lado del otro, no hubo ni
miradas de complicidad ni mínimos contactos visuales entre ellos. La
rentabilidad de la gallina de los huevos de oro...
Y la hora esperada llegó cuando
las pantallas y el audio con la melodía de los "Looney Tunes"
anunciaban a los Axl Rose, Slash y Duff McKagan junto con los Dizzy Reed
(teclista desde 1989), Richard Fortus (guitarrista rítmico haciendo de Izzy
Stradlin), Frank Ferrer (baterista) y la exótica Melissa Rese (voces, syntes y
teclados) . Con un sistema de sonido espectacular, unas pantallas y efectos
audiovisuales de última tecnología y ocasional pirotecnia que ayudaron a
magnificar un espectáculo al que antes de empezar muchos ya calificaban como
"el concierto de su vida" la cosa despegó.
"It' s So Easy" y
"Mr. Browstone" del debut de 1987 encendieron a la multitud que
celebraba y coreaba como nunca su fiesta entre camisetas, tatuajes, gorras,
cuero y pañuelos. Rock salvaje y una actitud como modo de vida. Le siguió la
cañera "Chinese Democracy" que Slash y Duff hicieron suya entre
logrados audiovisuales que se proyectaban en las enormes pantallas que les
rodeaban, antes de que la cosa se comenzara a desmadrar en la pista con los
primeros riffs del "Wellcome To The Jungle". L.A., los ochenta, la movida del hard rock llegaba
a las masas del futuro.
El setlist se centró mucho en el
"Apetite For Destruction" (1987), con hasta 8 temas, pero también con
los dos volúmenes de "Use Your Illusion" (1991) con 4 y 5 temas
respectivamente. Luego la versión de
"Black Hole Sun" a modo de homenaje por la pérdida de Chris Cornell
que han hecho suya muy rápidamente y las versiones instrumentales de la BSO del
Padrino (Nino Rota) o "Wish You Were Here" de Pink Floyd que Slash
bordó con las seis (y doce) cuerdas de sus guitarras. Otra versión
"Attitude" de los Misfits fue cantada por Duff demostrando su buena
voz y dando la única pincelada del disco "The Spaghetti Incident?"
(1993) con el que los californianos homenajearon a sus ídolos punk-glam de los
setenta.
De su último trabajo también
aparecieron "Better" con participación estelar en las voces de
Melissa y la algo pesada "This I Love" que Axl compuso en los 90
antes de la disolución y que interpretó con una chaqueta de cuero blanca. Y es
que los atuendos del frontman fueron cambiando con bastante frecuencia a lo
largo de la noche, buscando al sex symbol que fue pero topando con el
cincuentón que es, a pesar de que se ha adelgazado y puesto en forma los
últimos tiempos. Lo que si que conserva a la perfección es una voz que sabe
perfectamente modular y reservar a lo largo de las desgastadoras tres horas de
directo.
A quien parece que no pasan los
años es al bueno de Slash cuyos dedos fluyen como nunca por los mástiles de sus
guitarras de modo frenético y espectacular demostrando una habilidad fuera de
lo común entre medio de aquellos postureos que le encumbraron en guitar hero
hace mas de 25 años. El bueno de Duff no se queda atrás, pues aparte de ser el
que mejor se conserva, sus trazos en el bajo siguen teniendo pegada. Sus idas y
venidas encima de las pasarelas del escenario con acertados visuales de las
pantallas detrás suyo hizo el resto.
A decir verdad, la banda sonaba como una
máquina perfectamente engrasada, calcando a la perfección los sonidos de los
originales de las piezas (hasta 27 tocaron) buscando el revival celebrativo de
los fans, lo que a buena fe lograron pues el ritmo del concierto no decayó ni
un solo momento, dinámico y generoso a la vez que logrado.
Ningún hit se quedó en la
reserva, la desgarradora "You Could Be Mine" entre el frenesí del
público, "Estranged" con sus solos memorables, las alargadas y
metamorfósicas "Coma" y "Rocket Queen", la épica
"Civil War", el himno universal "Sweet Child O ' Mine" o la
gloriosa "November Rain" con Axl al piano y Slash en los cielos
tormentosos con la guitarra. "Live And Let Die" de los Wings
(petardos incluidos) sonó demasiado parecida a la original de McCartney &
company entre los saltos de los asistentes, mientras que "Knockin' On
Heaven' s Door" alargada y coreada se alejó demasiado a la original de Bob
Dylan. Era el anticipo del final que puso la bestial "Nightrain" con
la que se despedían antes de los bises.
Para la vuelta, el baladón
"Don' t Cry" (no me hagáis decir en cuál de sus dos versiones), una
infravalorada "The Seeker" de los Who, "Patience" con el
punteo magistral testimoniando el disco "Lies" (1989) y el colofón de
"Paradise City", canción de estadios donde las haya que acabó entre
fuegos artificiales y explosiones de confeti.
Un final de un concierto que sació
las espectativas de los fans , y que demostró que los GNR se han puesto las
pilas, vuelven a estar en forma y saben lo que se espera de ellos. En mi caso,
volver a aquel tren nocturno de los 90 dirección a Sevilla y a los maravillosos
días que lo siguieron en los que los Guns ' n Roses lo fueron todo para mí.
Por Alejandro Guimerà
Publicado en http://www.elgiradiscos.com/2017/06/nightrain-guns-n-roses.html
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