The National se han
convertido en una marca en sí misma. Su carisma e identidad propia y sus
esfuerzos por no salirse de la capitalidad del indie a la vez que evitan el
corruptible mundo del mainstream, les ha ayudado a ganarse cierto respeto de la
crítica. Lejos queda ya su cumbre con la ascensión que supusieron sus discos
"Alligator" (2005), "The Boxer" (2007) y "High
Violet"(2010), en una trayectoria que ha seguido arrojando discos que han
convencido en mayor y menor grado a fans y prensa musical.
En este punto los
peligros de repetirse o de caer en la desmotivación podían haber resultado
alarmantes, por lo que resultaba necesario encontrar nuevos. Esa es
precisamente la vía por la que han
vuelto los de Cincinatti con su octavo
álbum de estudio, apenas dos años después del notable "Sleep Well
Beast" (2017). Y es que el flamante álbum ha surgido de la mano de un
proyecto cinematográfico conjunto, con un bonito corto de 24 minutos dirigido
por el cineasta Mike Mills que lleva el mismo título y varias canciones del
disco. Por si fuera poco el cortometraje está interpretado por la actriz sueca
Alicia Vikander (ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto en 2015 por
"La Chica Danesa") y plantea cuestiones existencialistas desde un
punto de vista femenino.
Ello, aunque con
una temática más enfocada al mundo de la pareja, dio contenido al que es el
álbum más largo de la banda - con una duración de más de sesenta minutos -, en el que las letras han estado compuestas nuevamente
con la participación de la esposa de Matt Berninger Carin Besser (presente en coautoría desde el
disco "The Boxer") , demostrando la solidez de su matrimonio.
Por si fuera poco,
la participación de voces femeninas junto a la voz de barítono del propio Matt
hacen lucir aún más el disco. Hablamos
de invitadas de la talla de Sharon Van Etten y Gail Ann Dorsey (colaboradora de
David Bowie), junto a otras menos conocidas de distinta procedencia: la
británica Kate Stables (This Is the Kit), la irlandesa Lisa Hannigan (ha
cantado en discos de Damien Rice) o la cantante folk francesa Mina Tindle.
Un disco que sigue
en la línea de sus predecesores, con ese rock elegante a base de climas
calmados y serenos llenos de texturas de una producción cada vez menos guitarrera;
y en el que nuevamente sus santos y seña aparecen presentes ya sea a base de
pianos solemnes o de la redoblada batería (ahora más sutil), pero sobre todo
con protagonismo (para la ocasión compartida) de la cálida y profunda voz de
Matt.
Un viaje que nos
trae ritmos sintéticos juguetones ("You Had Your Soul With You"),
vuelta a viejas fórmulas marca de la casa ("The Pull Of You" o
"Rylan"), guitarras
minimalistas ("Not In Kansas"), sintes preciosos ("Quiet
Light" o "So Far So Fast"), pianos bucólicos ("Hairpin
Turns" o "Light Years"). Pero también coros: gregorianos
("Her Father In The Pool"), infantiles ( los de la Brooklyn Youth
Chorus en "Dur Swirls In Strange Light") o de ambientes inquietantes
("Underwater").
Un disco reflexivo
y maduro que debe degustarse obligatoriamente junto al visionado del film con
el que se presenta para dejarse envolver nuevamente por esta banda que aunque
puede que no sorprenda de nuevo consigue meter su belleza dentro del oyente.
Por Àlex Guimerà
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