Que nadie lo dude, "La
Alegría" es una de las mejores noticias musicales de nuestro país en este
2019. Si "Cojones" (2016) dejó huella en el panorama rockero español,
el nuevo disco doble (o mejor dicho, los nuevos dos discos) de Santi Campos nos
ha dejado a muchos atónitos. Un disco con el que su autor se vacía y saca lo
mejor de sí a base de unas ingeniosas y personales letras y una musicalidad en
la que los teclados toman protagonismo y donde sus "Herederos"
demuestran que son un lujo de formación de acompañamiento.
Por ello, el reto de la defensa
en directo del trabajo se antojaba mayor. En una mini-gira de presentación de
"La Alegría Vol. 1" y "La Alegría Vol. 2" que arrancó en
Madrid (Café Berlín) el jueves 20, paraba en su Barcelona (Barts Club) el viernes 21 antes de
visitar Zaragoza (La Lata de Bombillas ) el sábado 22.
Con la previa de Joel García,
antiguo Joel Traveller y guitarrista de los Herederos, quien solo con su
instrumento y voz creó un fabuloso clima musical en el que desgranó canciones
de su inminente disco "El Reino animal" a base de cierto tono bluesy,
guitarras cristalinas, tonos que
recordaban al Jeff Buckley más íntimo, fraseos de cuerdas Tex Mex, susurros y
romanticismo, momentos épicos,... Para acabar con un tema de su alter ego Traveller
traducida por Santi Campos que en palabras del protagonista "cerraban el
círculo". Formidable entremés de lo que se nos avecinaba.
Con el quinteto ya a escena y con
su líder al piano, una
"Cartas" daba el ceremonioso arranque al festín sonoro con un Santi haciendo
callar los murmullos del respetable. Un sosiego que rompió con la dura "Ruido
de fondo" dedicada a la suciedad del clero con toda la banda tocando a lo
bestia.
Eran los apasionantes comienzos
de un concierto que fue secuenciado prácticamente como en los dos álbumes y sus
4 capítulos (cual ópera pero sin parón), clavando en directo la complejidad
instrumental de las grabaciones, recreando sus ambientes y envolviendo la sala
de esas emociones a veces crudas, pero también incómodas, celebrativas,
reflexivas, amorosas o inconformistas del disco/s. Mérito de ello es de la gran capacidad
interpretativa del cantautor, pero también de la ayuda de esa potente banda conocida
como "Los Herederos" que son
los Javier Extremera (guitarra), Joel García (guitarra), Juan Carlos Luque (bajo), David Martínez (batería).
Todos ellos nos regalaron grandes
desarrollos rockeros, pasajes blues, difíciles fraseos de guitarra y otras
maravillas que emergieron entre medio de bromas y complicidades con un público del que Santi dijo que conocía
a cada uno de sus miembros y al que quiso presentar a su sobrino Elmo
(partícipe en los coros de algunos temas), agradecer a la sala, al técnico de
sonido y a la promotora Curtcircuit, y sobre todo a los mecenas que hicieron
posible el disco.
De este modo es como fueron
surgiendo las nuevas gemas del ex "Amigos Imaginarios" como las
preciosas aunque incómodas "Los Torpes" y "Tatuajes"
(Capítulo 1, Una educación católica), "Barcelona" o la mejor recreación
en tiempo de lo que se ha convertido Barna, "Sismo" inspirada en su
paso por Méjico (Capítulo 2, el viaje), el
baladón "Vino y Diazepán", la pegadiza "Dos mujeres" con su
formidable letra, la ternura de
"Casa de arena y niebla" (Capítulo 3, Polizones, sobre el amor) o la
inquietante "Espejos" (Capítulo 4, Casi un milagro).
Un viaje que se rubricó con
"La Alegría", una canción que
es toda una conclusión o declaración de intenciones, pues como nos dice el
propio Santi, tras las experiencias buenas y malas lo que queda en la vida es
la celebración, la bondad y el optimismo.
La traca final del show la
pusieron dos de sus mejores temas del pasado como son " Arder" y "Flora y fauno" interpretadas a todo
trapo con Campos cantando y bailando visceralmente entre el público cual
telepredicador o Nick Cave. Sensacional.
Por Àlex Guimerà
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