En un mundo ideal, Chris Hillman debería de estar en los principales altares de la música y cada movimiento que hiciera tendría que ser seguido con fervor. Fundador de una de las bandas que más ha dado al rock en sus orígenes, los Byrds, luego se asoció con Gram Parsons en los Flying Burrito Brothers para resucitar un género que por entonces sonaba vetusto como era el country, sacándole punta en los ochenta con la Desert Rose Band, además de formar parte de los referentes Manassas de Stephen Stills.
Con tal bagaje y con cierta aura de genio a la sombra, Hillman ha envejecido con sus proyectos, sus colaboraciones y sin dejar de divertirse con la música. Para este ya avanzado 2017 nos arroja el que a buen seguro será uno de los grandes discos del ejercicio, al menos en su género o para la categoría de veteranos. Producido por Tom Petty, el larga duración además se revela como un homenaje póstumo a su leyenda, pues la frescura de su sonido es más patente que nunca, con acertados arreglos instrumentales que hacen lucir aún más unas inspiradas interpretaciones y unas composiciones difícilmente de igualar. Además, el disco cuenta con participaciones de súper lujo como las de los cofundadores de los Byrds David Crosby y Roger McGuinn - ¿seguimos soñando con una reunión? - o el propio Petty y el "Heartbreaker" Mike Campbell. Pistas de lo letal que va a ser resultado.
El plástico lo abre una versión de "The Bells of Rhymney" de Peter Seeger, que ya formó parte del espectacular debut de los Byrds "Mr. Tambourine Man" (1965). Para la ocasión suena más relajada, acústica, con memorables arpegios de guitarra que se cruzan con un piano melódico, unas voces pulidas y pasionales (Crosby inclusive), y toda la melancolía marca de la casa. Según el propio Hillman es la mejor canción que su legendaria banda jamás grabó. Otra de los Byrds que cae es la inédita "Here She Comes Again", coescrita por el propio Hillman junto a McGuinn, y que hasta la fecha únicamente había sido incluida en disco en un directo grabado en Australia en 1967. Para celebrar la recuperada ocasión, tenemos de nuevo a Hillman al bajo, instrumento que tocaba con aquellos y que había aparcado desde hacía 30 años. El resultado una pieza pop tan actual como pegadiza. Otra coescrita junto a McGuinn que "roba" es la pieza bluegrass "New Old John Robertson" del "The Notorius Byrd Brothers" de 1968, que trata de un amable viejo que vivía en el pequeño pueblo de Chris. Pero hay más rescates, como "She Don’t Care About Time", escrita por el otro fundador y cantante solista de los Byrds, el desaparecido y genial Gene Clark, un tema que fue la cara b del exitoso single "Turn! Turn! Turn!", con una guitarra solista memorable como antaño.
Fuera de su universo recupera "Walk Right Back" de Sony Curtis y popularizada por los reivindicables Everly Brothers, con una guitarra rítmica calcada al "Harvest Moon" de Neil Young y buscando la dulzura taciturna de la original. Luego tenemos cuatro gemas originales (coescritas junto a Steve Hill) que van a la par de las covers, como la que da nombre al paquete que es una pieza country-pop llena de slides, mandolinas, y pianos fabulosos; y el elenco de baladas del disco: "Different Rivers", "Restless" y "Given All I Can See", esta última desnuda, sentida y algo barroca para desprender belleza por sus poros, con crecendos y una interpretación memorable del bueno de Chris. Gloriosa pieza country es "When I Get A Little Money", escrita por un amigo de la familia llamado Nathan Barrow. Para el final, toma prestada del productor deluxe "Wildflowers" (del disco homónimo de 1994), diferenciándola de la original con una armónica que marca el ritmo y unos excelsos violines. Fabuloso autoregalo de Hillman, quien mira hacia atrás para recuperar algunas de sus canciones favoritas, luego se junta con sus amigotes para pasarlo en grande tocando y lo remata asistiéndose de un monstruo como Tom Petty, quien da cera a un resultado de por sí soberbio.
Por Àlex Guimerà
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