Dylan LeBlanc se presentó en el
cambio de década con un notable "Paupers Field" (2010), que le
reportó grandes elogios y comparaciones con el mismísimo Townes Van Zandt.
Canciones como "If I Creek Don' t Rise" - que contaba con la
participación de la gran Emmylou Harris-, revelaban el talento de este muchacho
de Shreveport
(Lousiana) capaz de ofrecer una
mirada personal y renovada a las baladas country con una prodigiosa voz y
muchas dosis de calidez musical. La continuación del disco, "Cast The Same
Old Country" (2012), no se hizo esperar aunque acabó recibiendo malas
críticas ya que se alejaba de lo esperado, quizás por carecer de la frescura
del debut que intentaba suplir a base de
ambientes misteriosos y, en ocasiones, con estructuras musicales
desordenadas .
Para su tercer largo, el joven
cantautor ha querido tomarse su tiempo y madurar unas composiciones que
finalmente han quedado fabulosamente empaquetadas en los diez cortes de este
álbum que vuelve a recuperar las mejores esencias de quien lo firma. Si bien
con "Cautionary Tale" (traducido como Cuento con Moraleja) Dylan
LeBlanc se aparta de la balada country para acercarse hacia el folk-pop más
universal explotando su mejor arma: la
evocación de sentimientos.
Con unas texturas que se llenan
de pianos, guitarras acústicas, slides, tenues baterías, la mandolina marca de
la casa y unos sentidos violines, la voz de Dylan planea por encima de todo
mostrándose cálida y cercana, romántica e íntima, y, sobre todo, dando muestras
de un carisma perdido en su segundo elepé.
Así, encontramos evocaciones al
soft-rock de bandas como Chicago o America ( "Cautionary Tale"),
barroquismo de porcelana ("Roll The Dice"), ejercicios de blues
ligero ("Look How Far We' ve Come"), épica ensoñadora ("Man Like
Me"), apasionadas denuncias a las manipulaciones mediáticas y políticas
("Beyond The Veil"), aproximaciones a Roy Orbison ("I' m Moving
On") o taciturnas y arenosas baladas ("Balance Or Fall").
Un disco bastante completo, de
fabulosa producción y con cierto aire "comercial" que le va acercando
poco a poco a la figura de cantautor indie consagrado, y a nombres como Josh
Rouse, Neil Hastead, Iron & Wine, o al
Ryan Adams más sosegado. Ahora solo falta conocer cuál es su aceptación.
Por Alejandro Guimerà
Publicado en http://www.elgiradiscos.com/
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