Últimamente parece que estemos demasiado pendientes con los nuevos trabajos de los más veteranos. Que si Dylan nos ha dejado KO, que si lo nuevo del Boss o de McCartney, por no hablar de los prolíficos Van Morrison y Neil Young o las reinterpretaciones de clásicos como la de Cat Stevens. Motivos no nos faltan, y no es por qué no haya grandes álbumes hechos por artistas jóvenes si no que los seniors nos siguen arrojando talento a raudales.
Este es el caso del nuevo álbum de Joey Molland, superviviente de una de las bandas que más me cansaré de reivindicar: Badfinger. Hijos legítimos a pleno derecho de los Beatles, no sólo fueron descubiertos por aquel invento llamado Apple Records y lanzados con un tema de Macca sino que suponían la evolución musical lógica de los Fab Four, amén de tener una dupla creativa imponente como fueron los desgraciados Tom Evans y Pete Ham. Fallecido Mike Gibbins en 2005 por causas naturales sólo queda el particular Harrison de la banda, el genio a la sombra y guitarrista, además oriundo de Liverpool. Con un disco publicado por década desde los ochenta, no es que Molland se haya prodigado mucho que digamos en una carrera en solitario en la que ha tirado demasiado de revivir su legendaria formación en giras en EEUU y Reino Unido.
Pero de ello no tenía necesidad ya que nunca ha perdido su olfato compositivo ni su sensibilidad musical, tal y como lo demuestran "After The Pearl" (1984), "This Way Up" (2001) y compañía, formidables álbumes mal promocionados. Y ahora nos llega 50 años después del seminal "No Dice" de los BF - si, la que incluía "Without You" - este interesantísimo " Be True To Yourself".
Un disco producido por Mark Hudson que rezuma esencias beatleras, de Paul McCartney en solitario y, claro está, badfingerianas. Oye que este tipo ha estado en el Concierto de Bangladesh, en las sesiones de "All Things Must Pass" y de "Imagine", es lo que se llama tener pedigrí.
En la cara A encontramos "This Time" y "Rainy Day Man" que parecen sacadas de alguno de los recientes discos de Ringo si los hubiera producido Jeff Lynne, la pegadiza "Better Tomorrow" suena más bien a su legendaria banda con un piano y un saxo que lucen formidablemente en un vitalismo marca de la casa, "Heaven" con una intro de guitarra que resucita al mismísimo Harrison y una delicadeza pop barroca llena de ensoñadoras melodías y "All I Want To Do" que podría haberla grabado perfectamente McCartney .
Para la cara B "Loving You" que nos recuerda lo que es una verdadera balada de amor, por si lo habíamos olvidado, sentimiento a raudales y estructura clásica con solo de guitarra lacrimoso para rematarlo; la dinámica "Shine" o "I Don' t Wanna Be Done With You" ésta con un riff robado a Taxman y una melodía a la E.L.O. La Electric Light aparece también en "All I Do Is Cry". La que titula el disco lo cierra con una especie de suit pop que pone el lazo de oro a todo lo anterior. Canciones fabulosamente elavoradas, que traen buenos estribillos y harmonías vocales y que de lo buenas que son uno se da cuenta de que este disco ni el pasado lejano de Joey Molland deben de ser ninguneados.
Por Àlex Guimerà
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