Una de las sorpresas del panorama
indie nacional llega desde Barcelona de la mano del debut Vidal. El proyecto en
cuestión nace de Miguel Zaragoza (alter ego de "Vidal") un músico con
gran talento compositivo y una voz aterciopelada que ha sabido acompañarse muy
bien en su primer viaje. Y es que Joan Redondo se luce en unas guitarras que
como decía la canción de los Beatles lloran por los surcos, David Sánchez clava con unos preciosos pianos y teclados que
adornan el tono triste del álbum, y Joan Vigo (bajo) y Miguel Ballester
(batería y productor del álbum) aportan una delicada sección rítimica.
Tras una artística y carismática portada
que luce un corazón de piedra aporreado y reparado, se esconden unos diez
cortes para no perdérselos. A base de medio-tiempos con aires de
"Americana", unas bonitas letras y la cálida voz logran atraparnos entre
medio de una adictiva melancolía y un sentimentalismo desbordado que plagan el
minutaje de este álbum que incomprensiblemente aún no ha sido editado en vinilo.
Los ambientes de bar, la
seducción, los miedos y las crisis de la madurez, .... y por encima de todo la
ruptura y el desamor como hilo conductor que lejos de caer en la ñoñería o la
vergüenza ajena llega a ser sincero, profundo y honesto.
Para el arranque, la homónima
"Con la punta de los dedos" con su pegadizo estribillo resultando ser
el single perfecto y el enganche para caer dentro del disco. Lo confirman las
dos piezas demoledoras que la siguen, el desgarrador ejercicio de lujuria
sentimental "Latencia" y la sentida balada "Invencibles a la
vez", llevándonos hacia lugares y emociones por las que todos hemos
pasado. Por cierto, en estas dos piezas con las guitarras de Jordi Mena, ex
Jarabe de Palo y actualmente en Bunbury.
"Tengo miedo" es un
medio tiempo por el que matarían muchas bandas de rock español consagradas, con
el añadido de la grave voz solista del cantautor Dani Flaco a partir de la
segunda estrofa. Otro ilustre que aparece en el disco es Alfredo Gil (ex Pereza
y Burning) aportando sus seis cuerdas en "No todas las aves vuelven a su
nido", mientras que Ángel Quintana (de los canarios Reciclaje) aporta
coros en todos los temas.
Pero hay bastante más en el álbum:
baladas americanas clásicas ("Piedra, papel o Tijera"), soberbias piezas
country rock arenosas ("Unicornios bajo el sol"), pop español
noventero ("la niña de mis ojos"), canciones de bar para corear ("La
chica del Bar"),...
Hasta el espectacular cierre de "Y que pase lo que tenga que
pasar" que trae instrumentación The Band a cargo de pianola y acordeón de
David Sam (actualmente en Tequila), mucho sur americano profundo y una
estructura de canción ranchera.
Es el viaje a través de un disco incomprensiblemente
desconocido cuya principal virtud por encima de las logradas letras, de las
buenas melodías, del acertado trabajo instrumental y de producción o de la
calidez de la voz, es que tiene alma. Y eso, amigos, es algo muy difícil de
encontrar hoy en día.
Por Àlex Guimerà
Publicado en http://www.elgiradiscos.com/2019/07/vidal-con-la-punta-de-los-dedos.html
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