Uno se da cuenta que se hace
mayor cuando acude a un concierto revival de unos clásicos que sólo llevan 10
años en el mercado musical. Eso es lo que sucede con MGMT, ya que a pesar de
tener cuatro discos y presentar su último "Little Dark Age" (18), no
nos engañemos, el público acude a sus conciertos para rememorar sus hits del
"Oracular Spectacular" de 2008.
Y es que lejos nos queda ya
cuando los anteriormente conocidos como The Management aparecieron a lo grande
con sus potentes singles y fueran señalados por algunos inconscientes como la banda
del futuro. Si bien, con su segundo
álbum "Congratulations" (2010),
fueron injustamente olvidados, a pesar de regalarnos un disco de perfecta
orfebrería psicodélica pop. Tres años
después ya nadie se dio cuenta de que sacaban su tercer y homónimo álbum, en el que ciertamente
perdieron mucha de su chispa con unos temas confeccionados con patrón
electrónico.
Ahora tras un lustro de silencio han vuelto con "Little Dark Age" en
el que han encontrado un nuevo camino tan imprevisible como desconcertante como
es el del Synth Pop. Si bien es un disco para nada despreciable, da la
sensación que quien lo hace está muy capacitado para otros derroteros
artísticos.
Con este historial se presentaron
los de Connecticut en un abarrotado "Hivernacle del Poble
Español" capitaneados por Andrew
Vanwyngarden (voz, guitarra y teclados) y Ben Goldwasser (teclados y voces),
secundados por Simon O'Connor( bajo), Will
Berman (percusiones) y el
multinstrumentista James Richardson, en la vuelta a nuestro país tras su paso
por el Mad Cool el verano pasado.
Tras llegar al recinto esquivando
un laberinto de calles cortadas por el Rally Costa Brava, por megafonía se
avisaba del retraso del directo por problemas técnicos con los ordenadores, una
espera que dio entrada a los cinco músicos de la banda que sin mediar palabra
atacaron "Little Dark Age" antesala de una temprana "Time To
Pretend", quizás su mejor canción con esa mezcla explosiva de melancolía y
euforia. El público abarrotado ya estaba vibrando.
SI bien la banda y el sonido
funcionó a la perfección, el regusto fue agridulce ya que los cambios de género
eran notables, pues los temas de sonido psicodélico de aromas sixties como
"Flesh Delirium" o la pinkflodiana y larga "Siberian
Breaks" contrastaban demasiado con el
nuevo material que presentaban como son "When You Die", "James" o "Me And
Michael" que evidencian un influjo de los primeros Pet Shop Boys
(descarada en la última). Los saltos de los coros sunshine pop, acústicas, arpegios de guitarra
y otros efectos caleidoscópicos chocan demasiado con los ritmos sintéticos y
las melodías para hombreras y chaquetas tejanas.
Pero pongámonos positivos, ante una
música repleta de matices sonoros, la banda logra sonar francamente bien, con
buenos efectos, segundas voces y mucha pulcritud, con el quinteto trabajando
los teclados, guitarras, sección rítmica y con una garganta de Andrew que
estuvo a la altura de los discos.
Lo anterior se junta con unas
ganas de agradar y de hacer que el público se lo pasara bien que transmitieron.
Especialmente en "She Works Out To Much" que Andrew interpretó
rodando en una bicicleta estática con unos divertidos videos sobre fitness a
sus espaldas, o cuando invitó a una fan a subirse al escenario para enfundarle
la guitarra y acabar haciendo unos desacomplejados bailes con
"TSLAM".
Pero dónde más se pudo disfrutar
fue con las mencionadas piezas de nueva psicodelia, arropados por unos
videomontajes multicolor, y con los temas del debut de la banda como la
gloriosa "Weekend Wars", las marchosas "Electric Feel" y
"Kids" ante todo el desenfreno de la audiencia y los pertinentes
"lo-lo-lo lolo lo ló" y la final "The Youth" desplegada con
todo su triunfalismo y una juventud que cada vez lo es menos.
Por Àlex Guimerà
Publicado en http://www.elgiradiscos.com/2018/10/mgmt-la-madura-juventud.html
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