El pasado domingo 15 de abril Mike Scott y sus Waterboys dejaron huella en el público del Teatro Coliseum tras una excelente actuación repleta de poderío, técnica y su ya particular romanticismo celta. Aunque quizás su último disco no cuente entre lo mas destacado de su cosecha, que tiene en “Fisherman´ s Blues” y “This Is The Sea” sus puntales, la banda pseudo irlandesa ofreció un concierto mayúsculo que subrayó su calidad como grupo de referencia de las islas británicas de las décadas de los ochenta y noventa.
Arrancando a una hora poco habitual para los conciertos de rock (las ocho de la tarde) y en un recinto con pocos antecedentes al respecto – Mike Scott insistió en indagar a qué estaba destinado –, una audiencia de treintañeros y cuarentones recibíamos a la banda con cálidos y fuertes aplausos.
“ Es un placer tocar en Catalunya” nos dijo Scott, tras interpretar la cabaretística “The Hosting Of The Shee” del “An appointment with Mr.Yeats”(2011) álbum en el que se musicalizan poemas del premio Nobel irlandés. Tras esta tres piezas del álbum “A Pagan Place” de 1984, “Rags” ,“All The Things She Gave Me” y “The Thrill Is Gone” para remojarnos de la mejor música. De los ochenta sólo quedan el líder y vocalista y el violinista Mr. Wickham, aunque el resto de la formación, el bajista Marc Aciero y el teclista James Halawell, les van a la par en cuanto a talento instrumental. Scott los fue presentando entremedio de sus exhibiciones. Y es que de lo que hubo mucho en su directo fue desenfreno musical, con finales épicos y atronadores de las piezas, demostrando que lo suyo es el rock ´n roll de toda la vida. Señal de ello los pantalones que lucía Scott a lo “Flying Burrito Brothers”.
Luego vendrían los momentos para el romanticismo con las baladas de amor (cuya traducción pidió el frontman) “The Girl In The Swing” y “How Long Hill I love You?”, esta última de su disco homónimo de 1983 . Del mismo también tocó la fabulosa “A Girl Called Johnny”. Con ellos, los clásicos iban surgiendo uno tras otro, permitiéndose dejar en el olvido otros muchos. Así surgieron “Glastonbury Song” del “Dream Harder” (1993) y “Don’t Bang The Drum” del “This is the sea” (1985).Con cambios constantes de guitarra acústica-eléctrica los “Chicos del Agua” demostraron que nadie como ellos ha sabido introducir el violín en el rock mas allá de las baladas.
Y que decir del melodramatismo de la fiesta pagana que ofrecieron con “Mad as the Mist and Show” en que los músicos lucían máscaras (atención a la de tres caras de Scott!) mientras bailaban danzas ancestrales. Todo ello con colofón rapsoda del bueno de Mike. Otra con aires celtas, “The Raggle Tagle Gipsy” tocada sólo con acústica y violín, nos transportó directamente hacia algún remoto pub.
Por desgracia todo lo bueno tiene un final, y tras mas de dos horas los preceptivos bises, con las mas memorables que tienen: “The Whole Of The Moon” que arrancaba a modo reggea con el primero de a bordo a los teclados y la imprescindible “Fisherman´s Blues” con la que nos hicieron levantar de las butacas y bailar del todo entregados. Final mas o menos esperado para un concierto inesperado que superó las mejores de las expectativas posibles y que nos empapó de cierta sensación de nostalgia de una música de un tiempo no muy lejano en el que fuimos aún mas jóvenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario