Cuando uno se imagina un nuevo
disco de Macca no puede evitar el deseo de una vuelta a sus raíces sonoras como
hizo con "Flamming Pie" (1997), con nuevas canciones pop pegadizas y
con una producción tan sobria (en el buen sentido) como clásica. Pero lo que
uno espera y la realidad suelen diferir puesto que el liverpooliano en el nuevo
milenio ha publicado la música que él ha querido y no la que sus fans esperan
de él, ya que para ello tiene sus giras de conciertos desbordantes de
generosidad.
Este es el caso de "Egypt
Station" en el que el talento del músico resulta evidente pero en el que
las piezas parecen colocadas algo dispersas. Si bien el disco gana enteros con
las escuchas y destaca por dos elementos: la fabulosa producción que trabaja
con profundidad desde las guitarras acústicas más insignificantes, a los
pianos, efectos rítmicos o la voz del ex-WIng; y, cómo no, de nuevo esa
sensación de la facilidad que tiene nuestro protagonista para crear melodías de
una chistera que viene funcionando sin fondo desde hace más de 56 años.
Con todo, el afán de Paul para
seguir a la onda del pop actual nos trae este viaje con paradas de distinta
índole. Arrancando con la instrumental "Opening Station", antesala de una
de las mejores piezas del paquete, el single "I Don' t Know", la
enésima balada pluscuamperfecta del otrora bajista de los Beatles.
Luego, el también single de
adelanto "Come On To Me", simple y pegadiza hasta la medula, de
irresistibles sección rítmica, vientos, armónicas y pianos. Con ella, directos
hacia la pista de baile. Otra en la misma línea es "Fuh You" (curioso juego de palabras) que busca cierta
épica del pop contemporáneo, con su subidón tras "paradinha" acompañado
de coros y de un fornido cello. Un posible éxito, carne de cañón de publicidad.
En "Happy With You" se
pone íntimo y nos carga de nostalgia amorosa arropado por unas cuerdas
deleitosas. Allí encontramos al Paul septuagenario romántico y melancólico
que aparece también en otros cortes que
miran hacia atrás como la tierna balada de piano y violines "Hand In
Hand" (ojo al solo de flauta también) o la creciente "Do It Now"
con aires Brian Wilson. Sin olvidarnos
de "Confidante" dedicada a su guitarra, con una maquetación de las
guitarras acústicas encantadora, otra de las mejores del disco.
Con "People Want Peace"
parece buscar nuevamente un himno a la paz para llevarlo a la calle - como hizo
con la injustamente olvidada "Freedom" del "Driving Rain"
de 2001 - , aunque algo corta y previsible, la pieza funciona por sus acertados
matices sonoros y coros.
"Who Cares" desde su
guitarra distorsionada inicial nos mete en un power pop nuevaolero que podrían
haber firmado los mejores The Cars o XTC, discípulos privilegiadas de sus
enseñanzas pop. Más experimental es "Back To Brazil" que adopta unos
sintes y unos jugueteos melódicos algo desconcertantes. Algo similar ocurre con
"Caesar Rock" con sus capas
rítmicas, los cambios vocales, ciertos rapeos y la sensación que nos queda que
la pieza busca reenganchar a aquellos "indignos" que le descubrieron a
raíz de su colaboración con Rihanna y Kayne West en la insulsa " Four Five
Seconds".
La alargada "Despite
Repeated Warnings" viene dotada de un cambio que evoca a sus Wings de
mediados de los setenta. Lo mismo sucede con el final tripartido "Hunt You
Down/Naked/ C- Link" . ¡Como le gusta encadenar canciones al bueno de
Macca desde que lo hizo en el cierre del álbum "Abbey Road"! Antes de aquella el brevísimo corte ambiental "Station
II" con el que hace parada en el universo de Brian Eno.
Son las paradas musicales
interesantes que de nuevo nos ofrece este dios (o el Dios) del pop llamado Paul
Mc Cartney en su 17º disco de estudio en solitario, a quien parece no afectar
el paso del tiempo, con sus constantes apariciones en público, edición de nuevo
y siempre interesante material, colaboraciones con músicos y productores de
moda y unas adorables giras que esperemos que tarden mucho en llegar a su
final.
Por Àlex Guimerà
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