Si me preguntaran cuál es la
mejor banda de rock de los 90 respondería sin dudarlo ni un solo segundo que
Pavement. Pues con obras como "Slanted & Echanted" (1992) y
"Croocked Rain Croocked Rain" (1994) pusieron patas arriba al género.
Disueltos aquellos con el cambio de milenio, su líder e ideólogo Stephen
Malkmus pasó a un segundo plano a la vez que se labraba una excelente carrera
en solitario con álbumes muy recomendables en los que profundizó en su
particular universo sonoro. Ahora, en 2018 y tras cuatro años de silencio nos
llega el que es su séptimo álbum fuera de la legendaria banda y el quinto junto
a sus Jicks. Y es que el de Santa Monica
hace muchos años que ha encontrado en
Mike Clark (teclados y guitarra), Joanna Bolme (bajo) y Jake Morris
(batería) el complemento ideal para poder desplegar su inagotable talento, al margen de sus otros proyectos (Silver
Jews, Kim' s Bedroom).
Una banda que luce más que nunca
en este "Sparke Hard" donde el low-fi queda apartado a favor de una
instrumentación tan detallista como compacta en una fornida producción. De
nuevo las composiciones van por libre, sin estructura clásica y con el elemento
sorpresivo marca de la casa y por encima de todo el áurea hippie de los
Grateful Dead y de la soleada San Francisco. Si bien el Malkmus joven tiraba
hacia la Velvet y su visceralidad y suciedad sonora, con los años ha cambiado
hacia los arreglos luminosos californianos.
Abriendo el paquete nos
encontramos mucho. Desde la épica creciente de "Cast Off", “Bike Lane” con su crítica al sistema
inspirada por el brutal asesinato por parte de la policía a Freddy Gray ocurrido en Baltimore en 2015,
o la deliciosa "Middle America", de estribillo redondo y con una voz
de Malkmus que nunca había sonado tan melosa. Pasando por "Solid
Silk" y sus desarrollos instrumentales ensoñadores (guitarras y violines
excelsos). O los cambios de "Kite" con su guitarra
funkie-psicodélica, y el puro hippismo de "Refute" que no desentonaría
entre el cancionero de los Grateful Dead, en ella aparecen unas impecables
guitarras y la participación estelar de Kim Gordon de los Sonic Youth.
La aventura sónica no se detiene
en el single rockero "Shiggy", más a la onda de su antigua banda, con
gritos, guitarras sucias y una sección rítmica impagable. Parecido caso es el
de "Brethren" cuya displicencia en el canto y low-fi nos devuelve
hacia Pavement. Algo de sus épocas pasadas hay también en "Future
Suite" con su guitarra perezosa, aunque los ecos a los "13een Floor
Elevators" anden por allí.
Luego está la desconcertante voz
distorsionada de "Rattler", sus ritmos desordenados y sus guitarras
de rock sinfónico, y el trepidante cierre de "Difficulties/Let Them Eat Vowels" que navega entre ambientes
fantasmales y pasajes rítmicos aptos del mejor Beck.
La senda continúa, Malkmus más en
forma que nunca a sus 52 años, establecido con sus Jicks y huyendo de los
revivals para ir a lo suyo en este "Sparkle Hard": seguir explorando
con los sonidos del rock, más maduro y pulido si cabe, pero logrando de nuevo
atraparnos en sus marañas, frescura e independencia.
Por Àlex Guimerà
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