Considero que es un privilegio tener tan a menudo por
nuestro país al gran Elliott Murphy. Si el año pasado fue una gira que pasó por
lugares dispares como Hostalets de Balanyà (Barcelona) o La Coruña o su doble
visita en los centros FNAC de Barcelona y Madrid; para
este 2018 la gira tiene señaladas
paradas por Barcelona (11 de enero), Eibar (12 de enero), Pamplona (13 de
enero) , Bilbao (18 de enero) , Santander, Madrid (19 y 20 de enero), Zaragoza
(21 de enero) y Andoain (26 de enero). Una suerte tener tan al alcance a este
cantautor urbano que supo captar en los setenta lo mejor de la herencia
Lourediana y aunarlo con el tono de Dylan y Springsteen. Un hacedor de
canciones que ha trascendido al tiempo y a decidido vivir a su aire fijando su
residencia en París, lo que se documenta magníficamente en el recomendable
documental "The Second Act of
Elliott Murphy" dirigida por el español Jorge Arenillas.
En una Sala Bikini a medio llenar para demasiado artista, el
concierto que inauguraba su gira española y la temporada de conciertos
barcelonesa, Murphy apareció puntual a las 20:30 junto a Oliver Durand para abordar una tempranera
"Drive All Night" que daría arranque a una fabulosa velada.
El formato dueto a las guitarras es una fórmula muy acertada
teniendo en cuenta el buen resultado sonoro que da. Seguramente el bardo optó
ya hace más de una década por este formato a fin de ahorrarse los líos de
llevar a una banda completa - en sus giras también alterna los directos con
banda -, pero todo es posible gracias al virtuosismo del bueno de Oliver quién con una guitarra acústica
es capaz de llenar muchísimo y crear infinidad de efectos gracias a los
pedales, el slide y su enorme talento instrumental. Un complemento ideal que da
luz propia al sextagenario (68 tiene) y a sus poderosas canciones.
Y quien se piense que el concierto iba de baladas acústicas
va errado, pues los temas aparecieron marchosos y aptos para el baile. Es el caso de "Winners,
Loosers, Beggars, Choosers", la sureña "Take Love Away" o la
épica "Talk To You".
Del robusto disco del año pasado "Prodigal Son"
sonaron la bonita "Hey Little Sister", la sentida "Let Me
In", "You' ll Come Back To
Me" y la enérgica "Chelsea Boots". Restos de uno de los discos a
reivindicar de su extensa discografía.
Entre medio "para-pa-pás", invitaciones a marcar
el ritmo con las palmas, poses de escenario entre los dos músicos, entrega y
mucha simpatía. Como cuando nos dijo que
si París era su "Hometown" pero que Barcelona era sus
"Second Hometown", nos consta que es así. O cuando bromeó acerca de
su harmónica Honner era lo único que se conservaba de su persona, o cómo en los
setenta tocó por primera vez en la ciudad ante 10 personas (y que en el año 2.200 lo haría en un Estadio).
Todo con su melena rubia-canosa, su pañuelo, y gorro, en esa imagen tan icónica
como respetada.
Para la recta final un auténtico hat-trick rockero: la hipnótica "A Touch Of Kindness"
no falta de su maravilloso riff ("Comming Home Again" de 2007) , la
eterna "Dastiny" (del disco "12" de 1990) y la legendaria
"Last Of The Rock Stars" en su versión original ("Aquashow"
de 1973) y no "deconstructed". Entre medio un magnífico pupurri con
clásicos como "Shout" de los Isley Brothers, "Runnaway" de
Del Shanon o "The House Of Rising
Sun".
Para los bises, Oliver situó un atril ante su compañero con
la letra de "Free Falling" del malogrado Tom Petty al que
homenajearon ante la complacencia del público. Un público al que se le vio
entregado y disfrutando. Luego vino la recitada "On Elvis Preseley' s
Birthday" y otra gema clásica como es "Rock Balad".
Los aplausos y el reconocimiento de los fans trajeron una
última desenchufada y con las luces encendidas a modo de homenaje al entusiasmo
recibido.
¡Ah! y para quienes les supo a poco la gira y el documental,
seguro que fueron corriendo a su librería de cabecera a buscar el nuevo libro del
neoyorkino de relatos titulado
"Historias de París".
Por Àlex Guimerà
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