Nos dejó flipados hace un par de
años con su debut "Dolls Of Highway", un álbum que tuvo un proceso de
elaboración que se alargó hasta ocho años. Con un vozarrón impagable y un
sonido de rock clásico que fusionaba al Bowie Glam con el Dylan pasional de
mediados de los setenta, pero que bebía de otras sonoridades de aquella década,
y también de ciertos tonos cabareteros. Luego para el año pasado sacó
"Girl Crazy" una compilación de versiones de temas de mujeres como
Cher, Patsy Cline o Pattie Smith. Entre medio singles como "Before The
Wall" dónde criticaba a su presidente Donald Trump o una sublime versión
de "Chelsea Hotel # 2" de Leonard Cohen.
Ahora sin apenas descanso,
publica su segundo álbum de composiciones propias "Full Circle
Nightmare" al que se han puesto las expectativas demasiado elevadas. Unos
nuevos diez cortes que vienen empaquetados en una portada que recuerda en
colores a la del "Basement Tapes", pero que presenta al de Louisiana
en un pub, lo que viene a anticipar el sonido tabernero que impregna un álbum
que huele a whiskey y a cerveza.
Gravado en estudio (Portland) en
directo con la banda y bajo la producción de
Chris Funk de the Decemberists, luego
fue mezclado por Trevor Spencer (Father John Misty, Jonathan Wilson, Fleet
Foxes). El disco no contiene las
trompetas de su antecesor, en su lugar encontramos pianos Honky Tonk,
panderetas, Hammonds de otras épocas, guitarras de siempre y de nuevo con Craft
volviendo a sacar el corazón al cantar.
Uno de los grandes momentos del
plástico lo encontramos enseguida de ponerlo con "Fever Dream Girl",
con una melodía triunfalista y pegadiza digna de "DOH". Otra
memorable es "The Rager", un
encantador medio tiempo que hace de la simpleza su atractivo. Luego nos sigue
atrapando con desgarros al piano ("Heartbeat Junky"), esplendorosos
folks rockerizados ("Exile Rag"), puro Glam ( "Belmont" y
"Full Cricle Nightmare") o sonidos irlandeses ("Bridge City
Rose")
"Bridge City Rose" nos trae
a la cabeza al Dylan del "Blood On The Tracks", "Gold Calf
Moan" a su idolatrado Father John Misty a no ser de la rabia con la que la
canta, una rabia que desaparece en la íntima "Slick & Delta
Queen" en dónde al fin reina la calma.
Un retorno que, aún sin alcanzar
las cotas del pletórico debut a nivel compositivo, llega a convencer con las
escuchas, y con el que uno se queda con las ganas de poder ver en directo al tipo en cuestión, a poder
ser en un pub cerveza en mano.
Por Àlex Guimerà
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