Paul Weller siempre se ha sentido
muy influenciado por los sonidos de la música negra. Con The Jam los ritmos
Motown eran más que patentes, luego con los Style Council repasó todos los
formatos de la black music: rythm ' n blues, jazz, funkie y el soul. Para acabar en su carrera en solitario con
interesantes fases en las que ha abordado tales texturas. Es el caso de su
último trabajo " A Kind Of Revolution" que llega justo después de su
primera Banda Sonora
"Jawbone" publicada este mismo año y que comenzó a grabar tras
terminar el galáctico "Saturns Patterns".
Al igual que aquel, en "A
Kind revolution" la creatividad de
Weller despega sin clichés y aúna lo mejor de la tradición con unos supuestos
caminos que quiere explorar, que para la ocasión ya hemos dicho se tiñen
especialmente de color.
"Woó See Mama" es puro
rythm' n blues marca de la casa, y seguro que va a permanecer en los setlist de
sus conciertos por mucho tiempo. Enorme en la guitarra, en el teclado Hammond (universo
Booker T & The MGs) y en el
desarrollo instrumental final. Con
"Nova", en cambio, se proyecta psicodélico y saltarín, recordando la
onda que llevó Damon Albarn a los primeros Blur. "Long Long Road" es un baladón de
violines épicos con alto sentir de la música negra. Sus filtros de nuevo saben
captar la esencia de los mejores sonidos de color, calurosa a la vez que
poderosa, el enésimo clásico del músico de Surrey.
"She Moves With The
Fyre" , que goza de la participación de la trompeta del gran Robert Wyatt,
es un arrebato funkie magistral con
cierto regusto de la Motown setentera y de Marvin Gaye. Con "The Cranes Are Black" se pone
más espiritual de la mano de un piano y una voz que luce esplendorosa, sin
contar con el fabuloso coro que le arropa. "Hopper" es triunfal merced a un
ritmo embaucador y a unos pianos y trompetas deliciosos.
"New York" fue la
primera grabada del disco y resulta irresistible para bailar con unos ritmos
caribeños, unos riffsde guitarra que miran hacia Carlos Saltana y de nuevo un
Hammond que se sale. En el comienzo de "One
Tear" lo que se oye es una arpa, como antesala de una pieza disco 70' s
remozada por los efectos de las nuevas tecnologías y las voces secundarias de
Boy George.
"Satelite Kid" es un
blues a lo Billy Withers mezclado con funk-jazz. De inicios jazzies aunque más
introspectiva encontramos la final "The Impossible Idea" con un
estribillo redondo con el que nos viene a la mente a David Bowie.
Sin apenas descanso
discográfico, Paul Weller vuelve para
pegarnos donde más duele y tira de
galones y experiencia mirando hacia la música que siempre le ha guiado para
manufacturar, sin estridencias ni pretensiones, diez nuevas piezas primorosas, sólidas y muy
autocomplacientes.
Por Àlex Guimerà
No hay comentarios:
Publicar un comentario