Siempre es un placer
reencontrarse con un tipo como Paul Weller. Quizás con el lamento de no poderle
escuchar exprimir su imponente legado con The Jam, pero siendo conscientes de
su capacidad para ofrecernos un atractivo show lleno de grandes canciones (que
nunca ha dejado de hacer) y de demostrar su imponente figura.
Tras su paso en la edición del
Festival del Jardins de Pedralbes de 2015 y del lejano concierto de 2008 en el Espacio
Movistar, el regreso a Barcelona prometía, pues llegaba cargado con las nuevas
canciones de su recién estrenado "A
Kind Revolution" (2017), un disco en
el que aúna lo mejor de la música negra con unas texturas que miran hacia el
futuro del rock.
Con ello, una sala Razzmatazz
llena de un público que incluía su legión de fans británicos, fue testigo de la
confirmación de la leyenda de este tipo que demostró que se encuentra en plena
forma. Rodeado por cuatro jóvenes músicos (percusionista, batería, teclista y
bajista) más su inseparable guitarrista Steve Cradock (si si, el de Ocean
Colour Scene), el de Surrey se despegó en un concierto fresco y potente en que sus casi 60 años
pasaron inadvertidos por su pletórico estado físico y por la lozanía de sus
acompañantes.
Y como era de esperar, mucho
protagonismo de sus dos últimos trabajos de estudio. Del modernista "
Saturns Pattern" (2015), sonó un tempranero "White sky" que
firmarían los mismísimos Jack White y Black Keys, la caótica "Long time",
"Going My Way" con Paul al piano y "I’m Where I Should Be"
con los sintes a todo gas. De lo nuevo, el pop art de "Nova", la
funkie "She Moves With The Fayre" o la coreada "Wo Sé Mama"
con el desmadre a la pista. Muy bien recibidas fueron también las bailongas
"My Ever Changing Moods" presentada como "ahora toca una canción
antigua", y "Shout To The Top", ambas de su etapa con los Style
Council. De su cancionero en solitario sonaron exitazos como "The
Weaver", "Friday Street", "Peacock Suit", "The
Changing Man", "Broken Stones" o "Out Of The Sinking"
con los que The Mod Father inspiró a la generación del Brit Pop en los noventa.
También aparecieron las emotivas baladas "Above The Clouds" y
"Do You Something To Me", esta última al piano.
Pero más allá del repertorio, la
interpretación vocal impecable, la energía de la banda y la pasión de su líder,
las tormentas eléctricas, los duelos titánicos a la guitarra con Cradock o las
lujúrias rítmicas fluyeron en las más de dos horas de concierto y las casi 30
piezas que nos regaló. Incluyendo dos salidas y vueltas para los bises en que
escuchamos las guitarras punk de "From The Floorboards Up" y "Come
On/ Let' s Go" (¿Teenage Kicks de los Undertones?), y sobre todo dos temas
de los Jam: "Start!" con su línea rítmica robada del Taxman de los
Beatles y el memorable hit de corte
Motown que es "Town Call Malice" con el que la
locura se apoderó de la sala.
Era la rúbrica al generoso espectáculo
de este veterano en estado de gracia que no se conforma en mirar al pasado y
que logra mantener la llama del rock británico como pocos.
Por Àlex Guimerà
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