A estas alturas, con 77 años Ian
Hunter no tiene que demostrar nada. ¿ Quien si no ha tenido a teloneros a
Aerosmith, Queen o Kansas antes de que estos se hicieran famosos? ¿ Quién ha tenido como fan de su banda al
mismísimo David Bowie implorándoles que no se separaran y regalándoles una de
sus mejores composiciones de siempre? ¿ Quién ha grabado algunos de los mejores
discos en directo de los setenta junto a otro gran monstruo como Mick Ronson? ¿Quién
si no escribió el primer libro de giras de una estrella de rock contando
peripecias de sus colegas como Frank Zappa o Keith Moon?
Atrás quedan grandes discos suyos
como capitán de los imprescindibles Mott The Hopple - especialmente "All
The Young Dudes" (72), "Mott" (73) y "The Hopple"(74)
- o en solitario - monumental su " You're Never Alone with a Schizophrenic"
de 1979 - o los mencionados directos junto al Spider From Mars - a destacar el
"Live At Rockpalast" (80) - , y un carisma monumental encima del
escenario tras sus rizos rubios y sus inseparables gafas de sol.
Ahora a las puertas de ser
octogenario, la mayoría de las leyendas que le acompañaron en los setenta ya no
están (Zappa, Ronson, Mercury, Bowie, Moon,...) y él los sobrevive sin
abandonar lo que ha sido su pasión de siempre, rockanrollear. Y es que los diez
nuevos cortes que se esconden tras esos "dedos cruzados" son pura
llama rock, esa llama que solo se apagará cuando llegue su hora.
Como el blues ochentero "That' s When The Trouble Starts",
el abrasivo medio tiempo "Ghosts",
historietas sobre comprarse una casa en el campo "White House"
, irresistible bluegrass de tono dylaniano "Long Time", crescendos brutales de "Standed In
Reality", o históricos relatos sobre la delincuencia del Londres del siglo
dieciocho con la pegadiza "Bow Streets Runners", no falto de una
entrega vocal encomiable.
Hay tiempo para las baladas, como
la que titula el disco, dramática y romántica a la vez, su grito desesperado se
entrelaza con un piano delicioso. O para
reflexionar sobre la muerte al piano con "Morpheus" (¿a quién no le
recuerda a Bill Fay?).
Pero el momento cumbre del disco
lo tenemos con la celebrativa "Dandy", que es en realidad un precioso homenaje a su recién
fallecido amigo David Bowie, el tono "All The Young Dudes" resulta
más que evidente, como también lo son las referencias a los hits de aquel en su
letra ("Heroes", "Life On Mars", "Pretiest
Star"....).
De nuevo virtuoso con las
melodías, preciso con los teclados, voraz a las guitarras, genial compositor de
letras y visceral intérprete cuando la ocasión lo requiere. A pesar de que su
voz no da como antaño, parece mentira cuanto rock le queda aún al bueno de Ian
en sus entrañas, y como a pesar de la edad nos ha manufacturado un disco tan
magnífico como completo. Protagonista viviente de una época irrepetible.
Por Alejandro Guimerà.
Publicada en www.elgiradiscos.es
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