Hace tiempo que podemos hablar de "nuestro" Josh Rouse. Pareja de la también cantante y española Paz Suay, justo después de grabar una de sus obras cumbre "Nasville" (2005) se trasladó a vivir a Valencia. Desde entonces nada le ha hecho añorar su país natal, ha tenido dos hijos españoles, ha recorrido toda nuestra geografía e incluso ha hecho amistad con el cineasta Sánchez Arévalo con quien ha publicado bandas sonoras de sus películas y ganado el premio Goya a la mejor canción por "Do you want to be in love?" incluida en "La gran familia española" (2014). Pero no nos equivoquemos, este tipo sigue teniendo seguidores a lo largo del planeta y sigue siendo un artista con cierto prestigio internacional. Sin ir más lejos, solo hay que ver qué sucedió con "The Hapiness Waltz" (2013), al cual metieron en muchas de las listas de lo mejor de su ejercicio.
Dos años después, vuelve con el que hace su onceavo larga duración de estudio. Aunque, ciertamente sigue sin arriesgar demasiado para volver por las sendas de folk-pop clásico americano de tintes británicos, con su dulce voz y tono optimista, con su melancolía de colores y sus melodías infalibles. Especialmente emotiva es "Time", como no, poética reflexión sobre el paso del tiempo. Será la mid-life crisis que asecha al bardo cuarentón que también encontramos en la taciturna "Somedays I' m Golden At Night", que quizás se encuentra entre lo mejorcito del lote. Para "JR Worried Blues" se fija en el oakie JJ Cale, en su rasgueo rítmico de guitarra, armónica e incluso en la forma de cantar. Los violines de "Ex Pat Blues", en cambio, nos recuerdan al lejano Nick Drake. En la dinámica "Crystal Falls" juega a ser Bob Dylan del 65, y el experimento le sale más pop de lo que seguramente él desearía. "New Young" de fantástico slide guitar, pianos y armónica, que tiene alguna reminiscencia del "Harvest" de Neil Young. Mas country y dinámica es "You Walked Throught The Door", con buen uso del banjo y acordeón. Mención aparte el dueto con Jessie Baylin "Pheasant Feather" cuyos arreglos orquestales nos llevan a pensar en Glen Campbell.
Un disco que no inventa nada ni destapa ningún misterio pero que se deja escuchar, agradable y apaciguado, no falto de buenos momentos ni grandes referentes, hecho por un tipo que se nota que hace tiempo que vive feliz, conforme con su vida y con su tierra de acogida.
Por Alejandro Guimerà
Publicado en http://www.elgiradiscos.com/
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