A lo largo de la historia son muchas las muertes de célebres personajes que han quedado en nebulosa. Tras la versión oficial aparecen casi siempre teorías alternativas y suposiciones sobre conspiraciones y asesinatos: Elvis, Marilyn, Morrison… algunas no se sostienen por ninguna parte, otras, sin embargo, plantean dudas más que razonables.El entretenido biopic sobre Brian Jones “Stoned” (Stephen Woolley, 2005) me hace pensar en lo fácil que es culpar a las drogas de la muerte de un rockero. Es evidente que ellas están detrás en muchas ocasiones pero ¿es posible que en algunos casos sean la perfecta fachada para ocultar otras más pérfidas implicaciones?Brian Jones fundó los Rolling Stones junto con Mick Jagger y Keith Richards en 1962 y fue durante los primeros años de la formación su líder y principal instrumentista. Con tan sólo 27 años fue encontrado ahogado en la piscina de su casa poco después de ser expulsado de su propio grupo, tras años de excesos que parecían haberle despojado de toda ambición y creatividad. El que un día había sido un músico brillante e innovador (le gustaba experimentar con todo tipo de instrumentos que conseguía tocar con sorprendente habilidad aún sin apenas conocerlos) se había convertido en un tipo violento y paranoico recluido en su mansión de Sussex sin otra aparente ocupación más que la de pasarse todo el día borracho y/o drogado. No es de extrañar, por tanto, que la versión oficial culpara a las drogas de su repentina muerte al dictaminarla un “ahogo accidental”.La película sin embargo sostiene otra versión y apunta a un asesinato por parte de un constructor que trabajaba en su casa llamado Frank Thorogood. Thorogood era un amigo de Tom Keylock (asistente personal de los Rolling al que se le había encargado “echarle un ojo a Brian”) que había sido contratado como albañil para arreglar el jardín de Brian pero que había acabado en la práctica convirtiéndose en una especie de niñera.Unidos por una tortuosa relación, marcada por constantes humillaciones por parte de Jones (que además, le debía dinero), la película muestra a un Frank resentido y recién despedido que en un chapoteo nocturno, mete la cabeza de Brian debajo del agua con la intención de asustarle y acaba provocando su muerte por ahogo.
El propio Tom Keylock (despedido de la organización de los Rolling Stones pocos días tras la muerte de Brian) trabajó como asesor para la película y declaró que poco antes de morir, en 1993, Frank Thorogood le había confesado haberse “cargado” a Brian.
También la que era por entonces novia de Keylock y la que descubrió el cuerpo, afirmó creer que Frank Thorogood estaba detrás de su asesinato así como Anna Wohlin, la última novia de Brian. Ésta aseguró que no solo Thorogood la instruyó sobre qué decirle a la policía, sino que no se le permitió asistir al funeral y se le hizo firmar un documento que la obligaba a pedir autorización al entorno de los Stones antes de conceder entrevistas.
Finalmente, a pesar de que su autopsia descubrió un notable deterioro de su hígado y su corazón reveló también unos índices de alcohol y drogas bajos en su sangre comparado con las cantidades que solía ingerir normalmente.
Todos estos datos llevaron a la policía a reabrir la investigación en el 2009 y actualmente son muchos los que exigen la exhumación de su cuerpo para realizar una autopsia definitiva que con la tecnología de hoy en día, sería capaz de revelar el verdadero motivo de su muerte.
¿Conoceremos algún día la verdad? A estas alturas, con el principal sospechoso y los testimonios más relevantes muertos, parece difícil. Mientras tanto el misterio planea sobre su memoria y ayuda a alimentar aún más la leyenda del fatídicamente destinado club de los 27 en general (Cobain, Hendrix, Morrison, Joplin, todos muertos a los 27) y de Brian Jones en particular: el genio oscuro de los Rolling Stones, perdido en vida y desterrado por su propio grupo pero eternamente recordado en el corazón del rock’n’roll.
Por Elisenda Hernández
"Sí, quiero ser famoso. Y no, no quiero cumplir treinta años" (Brian Jones, 1942-1969)
El propio Tom Keylock (despedido de la organización de los Rolling Stones pocos días tras la muerte de Brian) trabajó como asesor para la película y declaró que poco antes de morir, en 1993, Frank Thorogood le había confesado haberse “cargado” a Brian.
También la que era por entonces novia de Keylock y la que descubrió el cuerpo, afirmó creer que Frank Thorogood estaba detrás de su asesinato así como Anna Wohlin, la última novia de Brian. Ésta aseguró que no solo Thorogood la instruyó sobre qué decirle a la policía, sino que no se le permitió asistir al funeral y se le hizo firmar un documento que la obligaba a pedir autorización al entorno de los Stones antes de conceder entrevistas.
Finalmente, a pesar de que su autopsia descubrió un notable deterioro de su hígado y su corazón reveló también unos índices de alcohol y drogas bajos en su sangre comparado con las cantidades que solía ingerir normalmente.
Todos estos datos llevaron a la policía a reabrir la investigación en el 2009 y actualmente son muchos los que exigen la exhumación de su cuerpo para realizar una autopsia definitiva que con la tecnología de hoy en día, sería capaz de revelar el verdadero motivo de su muerte.
¿Conoceremos algún día la verdad? A estas alturas, con el principal sospechoso y los testimonios más relevantes muertos, parece difícil. Mientras tanto el misterio planea sobre su memoria y ayuda a alimentar aún más la leyenda del fatídicamente destinado club de los 27 en general (Cobain, Hendrix, Morrison, Joplin, todos muertos a los 27) y de Brian Jones en particular: el genio oscuro de los Rolling Stones, perdido en vida y desterrado por su propio grupo pero eternamente recordado en el corazón del rock’n’roll.
Por Elisenda Hernández
"Sí, quiero ser famoso. Y no, no quiero cumplir treinta años" (Brian Jones, 1942-1969)
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