viernes, 28 de junio de 2024

THE LEMON TWIGS- Sala Apolo (2/6/24):


En la semana del Primavera Sound muchos grandes nombres del panorama indie internacional han ido paseándose por la ciudad de Barcelona: Vampire Weekend, Pulp, PJ Harvey, The National... Un festival que ha superado a los más de 268 mil asistentes tanto en el recinto del Forum como en las distintas salas en lo que ya hace años se presenta como "Primavera a la Ciutat". Es bajo este nombre como algunas bandas doblan su presencia barcelonesa ofreciendo conciertos tanto en el recinto del festival en sí como en otras salas de la ciudad. Este es el caso de nuestros dos protagonistas, los australianos Royel Otis y los ansiados The Lemon Twigs, quienes cerraron el festival el domingo 2 de junio con sus directos en la Sala Apolo.


Para quienes no los conozcan, Royel Otis son un dúo "aussie" formado por Royel Maddell (guitarra) y Otis Pavlovic (guitarra y voz), quienes tras publicar los EPs "Bar & Grill" (2022) y "Sofa Kings" (2023), este año han debutado en larga duración con "Pratts & Pain", un disco que ciertamente nos ha llamado la atención por su madurez siendo un álbum de debut y que les emparienta con bandas como Foals o Phoenix.

En sus directos se arropan por un simpático teclista y un batería con la camiseta de Jay Williams de los Chicago Bulls, un jugador que abandonó la NBA en 2003 tras su temporada rookie por un accidente de moto, para demostrar cómo sus canciones crecen en vivo en esa mezcla tan acertada de post-rock y synth pop que les llevará lejos.


Con Royel escondido tras su rubia melena a lo Kurt Cobain, rasgando la guitarra como un poseso y creando tormentas eléctricas, los sintes y el ritmo de la batería a todo trapo y la sosegada voz de Otis cantando configuran grandes canciones como "Kool Aid" o "Sofa King", que fueron aclamadas por el joven público festivalero entre los que había una nutrida representación australiana. Una banda que demostró ser polifacética cuando cerraron su show con la versión de "Linger", de los Cranberries, en la que Otis demostró sus grandes capacidades como solista.


Tras ellos, y con una espera en la que aparecieron a escenario sus miembros preparando sus instrumentos, llegaban The Lemon Twigs, una de las grandes formaciones actuales que cerraban su gira española de la cual sólo habíamos escuchado grandes elogios. Y a fe que tras presenciar su directo pudimos verificarlos. Y es que los hermanos D' Addario no paran de sorprendernos. Desde su debut "Do Holliwood" de 2016, han publicado una simpática ópera pop, "Go To School" (2018), sobre un mono que padece acoso escolar, un pluscuamperfecto disco de pop comercial, "Songs For The General Public" (2020), y para rematarlo el año pasado editaron ese formidable tratado de pop de los setenta "Everything Harmony" (2023) al que han dado continuidad recientemente con la epopeya sonora de aromas "sixties" "A Dream Is All We Know". Estos dos últimos son los álbumes cuyas canciones van nutriendo, principalmente, la actual gira.


Sin ir más lejos, así sucedió con comienzo arrebatador a través de los temazos "My Golden Years", "In My Head" a los que se juntaron "The One" y "Live In Favour Of Tomorrow", las únicas que tocaron del "Canciones para el público general". Cuatro temas para los que la mayoría de bandas tardarían cien años en componer pero que ellos las han sacado junto con muchas otras con una facilidad pasmosa. Aunque resultan evidentes sus referentes en el pop-rock de los sesenta y de los setenta e incluso en los musicales de Broadway, su talento para aunar melodías y ritmos al crear gemas pop resulta fuera de lo común. No en vano tienen un cancionero inaudito del que se pueden permitir el lujo de ignorar piezas mayúsculas en sus shows sin resentirse lo más mínimo.




Pero todo ello viene potenciado por ese talento mayestático para la música y para los instrumentos que han mamado en casa desde pequeños gracias a su padre Ronnie (su trabajo ha sido rescatado por el amigo Pedro Vizcaíno). Ellos han recuperado las voces en el pop, tan perdidas estos últimos años, sus dotes para dominar varios instrumentos a la perfección y esa energía juvenil encima de las tablas que son varios de los ingredientes que conforman el que, a buen seguro, es uno de los mejores directos del panorama pop actual.



Por si fuera poco, Michael y Brian D' Addario, se acompañan por otros enormes músicos como son el bajista y teclista Danny Ayala, amigo de infancia por cierto, y el batería ex Uni Boys, con su look Ramone, Reza Matin. Un combo muy sólido que suena a las mil maravillas.


En el inicio del show, Brian rompió una cuerda de su Rickenbacker pero afortunadamente, como dijo él mismo, "esa era la ventaja de llevar una guitarra de doce cuerdas", a lo que añadió Danny, tras su look Bruno Mars, "los gatos tienen nueve vidas y nosotros doce cuerdas". Esa guitarra a lo Roger McGuinn, junto con el bajo Hofner con forma de violín reconocible en las manos de McCartney, son reflejo de hacia dónde miran la banda en su última versión: hacia el legado de Beatles, Byrds, Turtles, Beach Boys o Zombies. Pero ello supone grandes habilidades para casar hasta tres voces, guitarrazos tremendos y mucho colorido pop. Bajo esas premisas surgieron la tremenda "Church Bells" o "If You And I Are Not Wise", que parece que sea de los propios Byrds; o las dulzonas "Any Time Of A Day" y "I Wana Profe To You", para las que Michael dio una exhibición de contundencia a la batería; Brian cantando, mientras trazaba las líneas del bajo, y Danny y Reza parapetados a los teclados y guitarra respectivamente. Esa constante de intercambiar instrumentos se mantuvo hasta el final, mostrando lo sobrados que van estos tipos. Tampoco nos olvidamos de los solos a lo "guitar hero" de Brian o los saltos a lo Pete Townshend de Michael que nos transportaron a los conciertos de la época dorada del rock.


Un directo trepidante que, recortado por el encorsetamiento del festival, arrojó en su parte final dos pastillas letales como son "Ghost Run Free" y "Rock On", con las que los Lemon Twigs cerraron un impresionante espectáculo que, a pesar de que ya veníamos advertidos, superó todas nuestras expectativas.

Por Àlex Guimerà












lunes, 24 de junio de 2024

DISCOS EN DIRECTO DEL ROCK IMPRESCINDIBLES (XI):

 

Lynyrd Skynyrd - One More From The Road (1976):

El único directo de la banda publicado antes del terrible accidente aéreo en dónde fallecieron tres de sus miembros, incluido su líder y cantante Ronnie Van Zandt - en 1988 se publicaría otro sensacional directo "Southern By The Grace Of God" -; es un doble álbum imprescindible que da muestra de lo portentosa que podía ser la banda. Armada por tres guitarristas, armónica, coros femeninos (las Honkettes) y toda la leyenda de los artífices del rock sureño junto a los "Allmans", la banda registró las canciones del disco en tres conciertos que tuvieron lugar en julio de 1976 en el Teatro Fox de Atlanta. Con el potente arranque de “Working for MCA” le siguen versiones de Robert Johnson y JJ Cale junto a delicias propias como "Tuesday' s Gone", el himno "Sweet Home Alabama" o una alargada e impresionante "Free Bird". Para enmarcar.



IRON MAIDEN- Live After Death (1985):

Un año después de publicar "Powerslave" y tres después de "Number Of The Beast" los Maiden eran ya unas leyendas del metal. Con unos poderosos directos adornados por una particular y espectacular puesta en escena piezas como "2 Minutes To Midnight", "The Trooper" o "Rund To The Hills" suenan atronadoras como nunca. Siendo su primer elepé en directo (en 1981 habían sacado "Maiden Japan" de 17 minutos) de los muchísimos que sacarían nunca jamás brillarían con la fuerza de este "Directo después de la muerte", elaborado con canciones de distintos conciertos celebrados en Los Ángeles en marzo de 1985, y  que en su edición de 1998 añadirían hasta cinco temas más. Maestros del metal.



 GRATEFUL DEAD- Europe ' 72 (1972):

Una de las bandas que quizás haya publicado más discos en vivo. Y es que sus conciertos siempre fueron (y son, recordemos que aún siguen girando) uno de sus fuertes, con sus improvisaciones y desarrollos instrumentales, pero sobre todo siendo una experiencia única para sus fans. Si bien destacan "Live/Dead" (1969) de su primera época psicodélica o "Grateful Dead" (1971), elegimos este "Europe 72"  que es triple y que se grabó entre Londres y París en abril y mayo de ese año, con canciones de su flamante "Workingman' s Dead" y muchas sorpresas como clásicos del blues de Howlin' Wolf , versiones de Hank Williams o Bo Diddley y una "Truckin' " que alargan  hasta los 13 minutos.  Con varias reediciones que completan el material, dan muestra de lo grandiosa que fue esta banda en los setenta. 



BRUCE SPRINGSTEEN & E STREET BAND - The Legendary 1979 No Nukes Concert (2021):

Otro rockero que no podríamos concebir sin sus conciertos es el de New Jersey. Pues a lo largo de varias décadas se ha dedicado a ofrecer generosos e intensos conciertos, siendo Barcelona testimonio en infinidad de ocasiones del talento del Boss y su E Street Band encima del escenario. De sus discos testigos de tales conciertos elegimos uno publicado en 2021 y que da muestra como nunca de ello. Gracias a él podemos revivir el concierto que dieron en el Madison Square Garden el 19 de noviembre de 1979 presentando "Darkness On The Edge Of Town" (1978) pero con mucha presencia del "Born To Run" (1975) y clásicos del rock ' n roll, interpretados como nunca ("Good Golly Miss Molly" y "CC Rider") con mucho cargamento de guitarras, saxo, pianos y una inigualable energía de esa banda que daría muchas alegrías en el futuro a sus fans.

miércoles, 12 de junio de 2024

JAMES en Sala Razz (15 de mayo de 2024):

                              

La última visita a Barcelona de la banda británica fue hace apenas dos años y en una sala más pequeña como la Sala Apolo, repleta de ingleses afanes de corear sus melodías. Para esta ocasión, el mayor aforo de la sala Razzmatazz no ha impedido que no cupiera ni un alfiler más, pero esta vez con un público local con una media de edad que pasaba sobradamente los cuarenta. Del ambiente se desprendían las ganas de ver por primera vez o de reencontrarse con una de los grupos referentes de sus juventudes en los noventa, en plena era Brit Pop. Aquella formación indie que se coronó con el "The Best Of" de 1998 en donde demostraron su enorme facilidad para componer hits.

Pero los James son mucho más que un pasado glorioso, son una banda que ha existido antes y después de la fiebre del pop británico de los noventa. Después lo han hecho sobradamente a lo largo del nuevo milenio, comenzando por el sensacional "Please To Meet You" de 2001. Otros de mis favoritos son los más recientes "Le Petit Mort" (2014) y "All The Colours Of You" (2021), en los que los sintetizadores, los ritmos bailongos y la energía cautivan a la primera escucha. Durante este año, además, han publicado el dulce "Yummy"y que ha sido el motivo de esta gira de presentación con parada en Barcelona (15 de mayo), Madrid (16 de Mayo) y el festival Deleste en Valencia, el día 18.

                              
Con todas las luces dispuestas y los nueve miembros de la actual formación de James, que combina experiencia y juventud y con un Tim Both que se me antoja uno de los mejores "frontman" de los últimos años, el show arrancó al son de dos temas del nuevo álbum como son "Is This Love" y "Hey", esta última debutando encima de los escenarios (habría más). Pero el público no había venido a escuchar sus nuevas propuestas, sino que aguardaba sedienta a los clásicos de la banda, lo que pudimos comprobar con el fervor de "Walzing Along" o "Born Of Fristration" (esta con los gritos de indio incluidos). Fue entonces cuando la conexión banda y espectadores fue total.

                                               

Aunque uno también se decanta por los ritmos y la épica de la más reciente "Beautiful Beaches", que rubricaron con un solo de batería, encima de las tablas había hasta dos baterías. En medio, el bueno de Tim quejándose de los móviles y deleitándonos con sus histriónicos bailes. También sonaron la dulce "Just Like Fred Astaire" o "Come Home", con Both haciendo su primera incursión entre el público, o la preciosa "She' s A Star", tocada en formato acústico y con cello.


                                       


De las nuevas, se asomaron mi favorita "Our World" y las estrenadas en directo "Shadow Of A Giant" y "Way Over Your Head". La banda sonaba compacta y armonizada, muy dinámica y transmitiendo un buen rollo a través de los bailes, los coros, las bromas y mucha energía. Pero la cima del bolo se alcanzó en su recta final cuando desempolvaron todo su arsenal sonoro (a pesar que todos echamos de menos una u otra canción, yo personalmente "Ring The Bells") con la acústica imbatible de "Sometimes", la maravillosa y pegadiza "Gettin Away With It All (Messed Up)", la saltarina "Sit Down" y la desgarradora "Laid", con la que pusieron la guinda al pastel.




Un pastel pop que pocas bandas saben cocinar tan bien como los mancunianos, que tardaron de volver a nuestro país desde sus primeras visitas de 1993, pero que ahora ya son asiduos a nuestro circuito de conciertos. Y eso es de mucho agradecer.

Por Àlex Guimerà



jueves, 6 de junio de 2024

DISCOS DE 2024: PLATZ - Calprotectina:



Aunque muchos se empeñen en convencernos de lo contrario, el rock está más vivo que nunca. Aún hay chavales que se dan cuenta que no hay nada más poderoso y "cool" que empuñar una guitarra y poderse expresar al son de las descargas eléctricas y de los golpes de batería. Es entonces donde el talento emerge y van surgiendo grupos de rock a tener en cuenta como Fountains DC, Rolling Blackouts Coastal Fever o Greta Van Fleet, por poner unos pocos ejemplos. Unas bandas que recuperan sonidos del rock del pasado a la vez que innovan y realizan nuevas aportaciones de cara al futuro a este bendito género artístico que es el rock.

En nuestro país, afortunadamente, también sucede lo mismo, como es el reciente caso de Platz, una formación nacida en Valencia en 2020 que con su segundo álbum nos confirman las buenas sensaciones que tuvimos con su estreno discográfico del año pasado "Prochaska y Diclemente". Da gusto ver cómo sus miembros, que apenas alcanzan la veintena -Massad Kassab (voz y guitarra), Lucas Calpe (guitarra), Izan Navarro (bajo) y Daniel Biot (batería) - son capaces de tocar con una habilidad y energía que sólo su edad permite. Tras la buena recepción de su álbum de debut en su tierra, se fueron a Lleida para componer y grabar este "Calprotectina", en el cual contaron con la producción del músico y artista gráfico Uve Martinez. El título y la portada (el arte es a cargo del padre del cantante, Assad Kassab) hace referencia a una enfermedad intestinal crónica que sufre el propio Massad y a través de la cual han buscado expresar los problemas de la adolescencia como pueden ser la ansiedad o el odio irracional.

Ya en aquel interior disco encontramos muchos ingredientes del indie americano de los noventa: guitarras distorsionadas (Sonic Youth), fornidos punteos de bajo (Pixies), solos imposibles (Dinosaur Jr.), riffs cargados de mala leche (Pearl Jam), cambios de tono alto-bajo (Nirvana),... y un sinfín de detalles sonoros más para perderse. Hablamos especialmente del grunge como influencia en "Estás tan raro"; del hardcore de "Juanma" (¿Husker Dü?), de los paisajes sonoros de "(X)", de los ritmos irresistibles de "Mañana mejor que hoy", y de "No", con sus guitarrazos imprevisibles e irreverentes gritos que les emparentan con los mismísimos Pavement. Y qué decir de la beligerante "Odio por odio", que resulta estremecedora, y parece surgida directamente de las entrañas con esos fraseos tan Rage Against The Machine. Unos fraseos que vuelven a clavar en la inquietante "En pausa", cuyo final es para enmarcar. Memorables son "Déjalo pasar" y "Polvo" con sus tonos épicos que recuperan lo mejor del rock alternativo de los noventa.

Lejos del hedonismo de la música popular que consumen mayoritariamente los jóvenes hoy en día, nos llega este "Calprotectina" con su cargamento de dramatismo, dolor y angustia juvenil, recordándonos que el rock siempre ha sido territorio de los jóvenes y el mejor modo para transmitir los sentimientos más profundos. Larga vida a Platz.
Por Àlex Guimerà